jueves, junio 30, 2005

Triunfando en Medio de las Ruinas

¿Estamos en una sociedad en la que el vencedor se lo lleva todo?. Esa es la pregunta que se hacen Samuelson y Nordhaus en su no por muy manoseado más riguroso manual de economía.

Tras manifestar esta duda, que el sentido común más elemental debiera haber descartado antes siquiera de planteársela, abordan la cuestión en un cuadro especial al final de su capítulo sobre la teoría de juegos. Dicen:

“¿Es posible que la vida económica esté convirtiéndose cada vez más en un gigantesco torneo, en el equivalente civil de una carrera armamentista?. Pregúntese el lector que tienen en común los superventas, las patentes, los medallistas olímpicos, las supermodelos, los juicios victoriosos, los Premios Nobel y los Presidentes de EEUU. Son todos ellos resultados de juegos en los que el vencedor se lo lleva todo, situaciones en las que los resultados dependen principalmente del mérito relativo y no del absoluto. ....Robert Frank y Philip Cook analizan en un fascinante estudio las consecuencias de lo que denominan sociedad en la que el vencedor se lo lleva todo.”

En nuestra sociedad, al igual que en todas las sociedades humanas de todas las épocas y lugares y bajo todos los tipos de regímenes de gobierno, hay, en efecto, ciertos ámbitos en los cuales el ganador se lo lleva todo, y quien concurre sabe que su probabilidad de éxito es remota.

Para internarse en la arriesgada dinámica del “todo o nada” hay que pertrecharse de arrojo y confianza en las propias posibilidades, y, o bien no pensar en lo que pasaría si fueran mal las cosas, o bien tener preparada de antemano una alternativa razonable al potencial fracaso.

Ninguno de los ejemplos puestos por Samuelson y Nordhaus son representativos de las ocupaciones profesionales tipo del ciudadano medio. Prácticamente todo el mundo desarrolla alguna humilde labor productiva que le reporta unos ingresos suficientes para salir adelante, sin tener por ello que entrar en feroces batallas en la que solo pueda quedar uno.

Piensa uno, cuando lee lo que dicen estos “economistas”, en la película “Los Inmortales”, en la que los miembros de la siniestra panda de sempiternos solo morían cortándose la cabeza unos a otros, hasta que solo quedase el vencedor de todos los encuentros de degolladora esgrima.

¿Qué clase de organización política y social fomenta con más fuerza esta clase de interacciones sociales de discriminadoras consecuencias, se pregunta uno?.

Y la respuesta llega sola: las sociedades socialistas. Puesto que en ellas se tiende a premiar sistemáticamente a quien más de acuerdo está, de palabra obra u omisión, con el gobierno absoluto establecido. Los gobiernos socialistas tienden a crear “juegos” variados, siendo en esto más inventivos y prolíficos que los organizadores de los espectáculos del anfiteatro romano.

El gran jerifalte y sus secuaces manejan desde lo alto los engranajes de un partido que toma forma de máquina implacable para triturar toda oposición y malear las almas de los inocentes. Solo quien dice SI al partido y a un tiempo satisface las personales apetencias y gustos del funcionario seleccionador de hombres de turno, pasa a la siguiente ronda.

La arbitrariedad impera por doquier donde no existe el Imperio de la ley. Y los “todo o nada” se suceden en una escalada sin fin, hacia las cumbres del poder, en medio de un campo de batalla sembrado de cadáveres.

El capitalismo en cambio permite descentralizar el poder, al poner la propiedad en manos de los particulares y dejar que estos la intercambien libremente. Uno tiene numerosas opciones para elegir, como consumidor o como trabajador. La sociedad está abierta, y las cosas que puedo uno hacer o dejar de hacer no están limitadas por el veredicto de un arbitrario juez. Si un empresario nos rechaza como fuerza laboral, buscamos otro. Si un empleado no gusta al empresario, busca otro. Si no te gusta un producto o un servicio, no lo compras, y le das mala publicidad. Si no obtienes beneficio de una actividad la cierras o apechugas con las pérdidas. No hay ningún todo o nada en los mercados libres.

Ahora bien, si dentro de una sociedad capitalista de libre mercado hay cientos de miles de personas que aspiran, por ejemplo, a vivir de la música, y solamente hay una demanda de música determinada (que no podría dar de comer, y mucho menos una vida lujosa, a tanto oferentes de voz y melodías) se impone necesariamente que se queden fuera casi todos, y que solo tengan éxito 14 o 15.

Hasta hace poco la promoción musical le llegaba a unos pocos privilegiados tras recorrerse unos cuantos pueblos y ciudades tocando su música, o bien por tener canciones muy buenas, o tener un amigo productor, o imponderables varios. Pero dicha promoción era fútil desde el momento en que la gente a la que iba dirigida no compraba el producto.

A alguien se le ocurrió la feliz idea de convertir la dura lucha de los músicos por salir adelante en un “todo o nada” televisivo, especialmente diseñado para crear un cantante tipo que reuniera, en la medida de lo posible, las características más del gusto de mayorías poco exigentes y entendidas de música. El resultado de esta ocurrencia fue Operación Triunfo.

Dicho “todo o nada” era el producto, mucho más, creo yo, que las canciones cantadas o el estilo particular de los cantantes seleccionados.

Hoy Telecirco nos trae de nuevo OT, aunque ya nos ha ido mostrando cada día el proceso de selección de los “inmortales”. Se veía en él a un montón de muchachos tratando de agradar de diversas formas a los que habían de juzgarles. Por supuesto al principio resultaba fácil eliminar, puesto que la morralla es perfectamente distinguible (aún así no habría que descartar la posibilidad de que algún talento hubiese quedado fuera en la primera ronda). Pero según va avanzando el proceso de selección la arbitrariedad va siendo más patente, y llega un momento en que es evidente que eligen lo que a ellos en particular les resulta más grato.

El “todo o nada” no basta. Es además preciso que este “todo o nada” dependa del juicio de un “experto”, de un pretendido “sabio” que decide en nombre del pueblo quien es bueno para el pueblo.

Pero en cuestión de gustos, como el propio pueblo señala. “no hay nada escrito”.

Ciertamente quien sea el elegido y quién quede fuera no es algo que me preocupe especialmente. El programa en cuestión no me interesa más que como patético muestrario de superficialidades, vanidades y falsedades. Sin embargo no puedo dejar de observar como los mismos progres, que se lamentan de la figurada competencia salvaje y la discriminación del capitalismo, la promueven desde los medios.

¿Quieren hacernos creer que es eso la competencia?.

No, señores y señoras, la competencia no es, de ordinario, un “todo o nada”, y, cuando lo es, se debe a que sobran oferentes. Y es más, el todo o nada del mercado no depende de la voluntad de un único individuo o un reducido grupo de individuos, sino de los gustos y las necesidades de la mayoría de la gente.

miércoles, junio 29, 2005

Pequeñas Reseñas de Grandes Libros

La Tabla Rasa. Steven Pinker.
Steven Pinker ha logrado, con esta obra, exponer de un modo extenso y profundo, y a un tiempo sencillo y claro, el estado actual de conocimientos sobre la naturaleza humana, y las implicaciones de gran calado que esto tiene sobre cuestiones tan importantes como la política, la filosofía, la economía, la cultura, la sociedad, el arte... De cómo se considere que es la naturaleza humana se derivan las distintas formas de afrontar los problemas específicamente humanos, y en esto el error puede ser terrible, y de fatales consecuencias...

Tiempos Modernos. Paul Johnson.
Johnson nos presenta el siglo XX como la época en la que la locura humana alcanzó la cumbre, a través de los totalitarismos de todo signo, que vinieron a suplantar a la ética judeo-cristiana por el relativismo moral (en el que el fin supremo justifica los más perversos y genocidas medios) y las ideas liberales por los absolutos de corte político. Una obra enorme (tanto en cantidad como en calidad). Sin ser una exposición histórica propiamente dicha, constituye un certero análisis e incita a una profunda reflexión sobre las limitaciones del hombre como "diseñador" de la humanidad.

Los Fundamentos de la Libertad. Friedrich A.Hayek.
En esta obra, Hayek expone con claridad meridiana los principios filosóficos del liberalismo. Es una obra maestra cuyo mensaje, hoy más que nunca, debería ser escuchado. Los enemigos de la libertad están por todas partes, disfrazados de amigos de la libertad, y para distinguirlos es preciso asentar bien el concepto de libertad, cosa que esta obra ayuda a hacer. Para todo aquel que no comprenda bien lo que es el liberalismo podría ser estimulante e iluminadora.

El Error de Descartes. Antonio Damasio.
El error de Descartes consistió en disociar la mente del cuerpo. Antonio Damasio disecciona diversos comportamientos patológicos debidos a daños cerebrales, explicando su hipótesis acerca de cómo opera el cerebro cuando experimentamos las emociones, recordamos y pensamos, que imbrica todos esos procesos en un todo coherente. El caso de Phineas Gage, primero documentado en su especie, es tratado en profundidad. P. Gage trabajaba en la construcción del Ferrocarril. Una barrena le atravesó la cabeza, entrando por el pómulo izquierdo y saliendo por arriba, destruyendo a su paso gran parte del cerebro frontal. Milagrosamente sobrevivió. Pero desde entonces ya no era el mismo. Su carácter, su personalidad, habían cambiado.

Para mi íntima satisfacción Antonio Damasio ha sido galardonado con el Principe de Asturias de Investigación Científica de este año.

martes, junio 28, 2005

Sobre El Espíritu de Conquista

Un fiscal de la Audiencia Nacional ha juzgado mucho más allá de sus atribuciones profesionales. Se ha permitido valorar la política Estadounidense, arrellanado, apoltronado en un cómodo sillón. Nietzsche decía que los mejores pensamientos eran los pensamientos andados, y despreciaba a los pensadores de sillón, que inventan la realidad que más les conforta.

El hombre de paja, cubierto por una amplia capa de barras y estrellas, no deja de recibir, a diestro y siniestro, los ataques de los políticamente correctos.

Pedro Rubira, el fiscal, cree, ingenuamente, que una sentencia muy severa, dictada en un país occidental, tiene más fuerza contra el terrorismo islámico que las guerras llevadas al foco oriental del terror y los confinamientos de totalitarios en cárceles especiales.

Esta opinión se enmarca dentro de un miope antiamericanismo, típicamente europeo, que consiste en no percatarse de quien nos protege. Pero es mucho más necia que el simple antiamericanismo tan en boga entre las intelecnulidades que pueblan nuestro continente.

Yerra de lleno al creer que una irrisoria sentencia de cárcel puede frenar el fanatismo suicida de los guerreros de Alá.

Ben Laden puede decir, con razón, lo que en Pompeyo fue una fanfarronada: "con dar una patada en el suelo me saldrían miles de partidarios". Porque el Saudí cuenta con algo más que carisma personal de Pompeyo. Tiene en una mano una bomba y en la otra el Corán, y la Yihad da sentido a ese cuadro. Decía Jacob Burckhardt que en ocasiones la historia coagula en una persona. y en Ben Laden ha coagulado la del Islam. Una vez más, como en anteriores ocasiones, el coágulo es de sangre.

El espíritu de conquista tiene cada vez menos partidarios. Pero en el Islam están casi todos los de hoy. Y no se detendrán por sentencias severas. Solo se les podrá parar con la violencia que ellos ejercen, decuplicada.

George Bush inició una guerra contra el terrorismo que algunos llaman cruzada (haciendo alarde de ignorancia histórica). A él, a su gobierno y a su país se les acusa de agredir y conquistar, avasallando al resto del mundo.

Por ello creo conveniente traer a la palestra, en este debate, a Benjamin Constant, liberal suizo-francés que atravesando la revolución francesa y la dictadura de Napoleón se mantuvo fiel a sus principios políticos.

Dice Constant: "No es verdad que la guerra sea siempre un mal. En ciertas épocas de las especie humana, la guerra radica en la naturaleza del hombre. Favorece entonces el desarrollo de sus facultades más hermosas y más altas. Le abre un tesoro de preciosos goces. Le prepara para la magnanimidad, la destreza, la sangre fría, el valor, el desprecio de la muerte, sin el cual no podría nadie responder ante sí mismo de que no vaya a cometer todas las cobardías y pronto todos los crímenes. La guerra enseña al hombre actos de desprendimiento heroicos y le hace contraer amistades sublimes. Le un con vínculos más estrechos, de una parte, con su patria, y de otra, con sus compañeros de armas. Por obra de ella, a nobles empresas le siguen nobles ocios.

Pero todas estas ventajas de la guerra dependen de una condición indispensable, a saber, que la guerra sea el resultado natural de la situación y del espíritu nacional de los pueblos.....Los pueblos guerreros de la antigüedad debían en su mayor parte a su situación su espíritu belicoso.

Divididos en pequeñas estirpes se disputaban con las armas en la mano un territorio reducido. Empujados unos contra otros por la necesidad, combatían o se amenazaban sin cesar. Los que no querían ser conquistados no podían, sin embargo, deponer la espada so pena de ser conquistados. Todos compraban su seguridad, su independencia, su existencia toda, al precio de la guerra......"

Traza Constant un esquema general de la antigüedad que explica el porqué entonces se hacía necesario el espíritu guerrero. Pero a continuación habla de su tiempo, que en lo que dice es también (aún más, si cabe) el nuestro: "Hemos llegado a la época del comercio, época que necesariamente ha de sustituir a la de la guerra, como la de la guerra hubo necesariamente de precederle". Aquí Constant expresa una idea que más tarde Herbert Spencer desarrollaría ampliamente en su sociología.

Tras mostrar los dos tipos de sociedad, el antiguo y el moderno, concluye: "La guerra y el comercio no son sino dos medios distintos de llegar a la misma meta, o sea, la de poseer lo que se desea".

La idea que se desprende de todo esto es sencilla: la guerra ya no aporta nada. Por eso los conquistadores no pueden más que traer la desgracia a sus pueblos.

"Vemos a menudo que naciones subyugadas han continuado gozando de todas las formas de su administración precedente y de sus antiguas leyes. La religión de los vencidos era respetada escrupulosamente....la conquista, entre los antiguos, destruía muchas veces naciones enteras; pero cuando no las destruía, dejaba intactos todos aquellos objetos a los que los hombres se sienten más íntimamente apegados, sus costumbres, sus leyes, sus usos, sus dioses. No ocurre lo mismo en los tiempos modernos. La vanidad de la civilización atormenta más que el orgullo de la barbarie".

Pasa luego Constant a exponer como el conquistador de su tiempo (y el nuestro) buscaba volver uniforme al pueblo sometido, para pasear la mirada sobre él como sobre una gran superficie homogénea...."secaron la fuente natural del patriotismo, o han querido sustituirla por una pasión facticia hacia un ser abstracto, una idea general, despojada de todo cuanto impacta a la imaginación y de todo cuanto habla a la memoria..."

Constant, que vivió el totalitarismo en su primera gran expresión histórica, en la Revolución Francesa, anticipaba el panorama ideológico y guerrero del siglo XX. Por ello no resulta extraño que Oliver Pozzo di Borgo, especialista en la obra de Constant, sintiese en 1939 que "Sobre el Espíritu de Conquista" hablaba mejor que ningún otro libro de la tragedia que ante sus ojos se estaba desarrollando.

Dicen que es George W. Bush quien conquista, considerándole por ello un moderno agresor. Benjamin Constant acaba su obra hablando de naciones a las que el universo no combatiría más que para obligarlas a ser justas". George Bush trata de hacer más justas a las naciones a través de la implantación de la libertad.

Hoy la guerra no es, como lo fue en los tiempos de Constant y anteriores, entre naciones. El gobierno de EEUU lo ha comprendido, y, pese a ello, ha invadido Afganistán, y después Irak. La razón es sencilla: se ha ido al foco del mal y se ha sacado de paso la guerra fuera de las propias fronteras. Si hay una proliferación de mosquitos en una ciudad, lo razonable es buscar el pantano en sus afueras y desecarlo. Quien se dedicase a capturar mosquitos y a encerrarlos en cajitas no solucionaría el problema ¿eh Rubira?).

Es, además, fundamental, llevar a los países donde con más comodidad y facilidad anida el mal totalitario, una cultura de tolerancia, democracia y libertad. Se trata de una cuestión geopolítica prioritaria.

Los EEUU se han comportado en Irak y Afganistán como los romanos lo hacían cuando daban por concluida su conquista, del modo que Constant señala más arriba: "dejando intactos todos aquellos objetos a los que los hombres se sienten más íntimamente apegados".

No se encontrará, por mucho que se busque, conquistador más benévolo.

Pero supongo que lo que hay que hacer es meter en la cárcel a 3 musulmanes exaltados, una vez ya han hecho su daño terrible e irreparable, y dejar mientras tanto que en sus países de origen sean adoctrinados millones más de ellos, en las madrasas, contra Occidente. Supongo que hay que esperar a que se les prepare para el martirio y la muerte de la Yihad, y así tener nuevos terroristas que encerrar o enterrar con sus víctimas.

Sobre el espíritu de Conquista. Benjamín Constant. Editorial Tecnos.

lunes, junio 27, 2005

Vientos de Cambio Tranquilo

ZP es el menos nuclear de su Gobierno. Muy propio de un Quijote que prefiere, a la energía de nuestro tiempo, los ancestrales molinos de viento, herencia de los persas, pero actualizados a una versión sin molino, y muy pronto, probablemente, sin viento.

Aquel que gobierna según el viento que sopla se expone a recoger de sus leves veleidades descomunales tempestades. Y si no que se lo digan a Azaña. Es el efecto mariposa de mariposear donde se hacen y dicen las cosas muy en serio.

Dice la divulgación de la teoría del caos que el aleteo de una mariposa aquí puede provocar una inundación en China. No creo que en términos físicos se cumpla estrictamente esta derivación. Pero ¿que ocurre cuando un blandito tontorrón y más bien resentidillo se pone a la cabeza de un país?.....¡Ay, amigos, ahí me temo que estamos tratando algo sustancialmente diferente, y de cuya causa pueden fácilmente derivarse tales o peores efectos!.

¿Será capaz con un soplido, cual si de superman se tratase, de detener o incluso invertir la marcha de los molinos, la marcha de la economía, y privarnos del pan que nos alimenta?. ¿Bastará un leve susurro dicho en un despacho, entre mamparas Zen, para provocar catástrofes sin cuento, dentro y fuera de las propias fronteras?....

¡Oh ZP, divinidad por sufragio sugestionado, con más vicios y defectos que las deidades paganas!.

¡Contén tu complejo de Júpiter, no descargues por más tiempo sobre tus súbditos indefensos tus aleatorios rayos!......¿es que temes acaso que el humilde Dios de los cristianos te arroje de tu Olimpo al abisal averno?.....¿O acaso es a quiméricos titanes de ultraderecha fascista a los que arrojas tus rayos a discreción, cual Quijote que embiste molinos creyéndolos gigantes, dando, acaso sin quererlo, en vulgares ciudadanos de a pie, quizá deteniendo ilegalmente a un par de simpatizantes de un partido de derecha?....¿perpetrarías, si pudieses, un genocidio figurado sobre los que imaginas son herederos de los que asesinaron a tu abuelo?.....¿a falta de uno real?....

Ay, y es que como padre de la patria recuerdas más bien a Julio César (hazañas militares y sabia política aparte) al que llamaban "marido de todas las mujeres y esposa de todos los maridos". ¿No es acaso eso lo que quieres ser, que creas la confusión de los enlaces matrimoniales, que buscas sacralizar la indefinición y de paso juntar los polos iguales y hacernos creer a todos que es lo mismo?.....

¡Si al menos igualaras a Zeus al raptar a Europa!. De un valiente y fornido Toro tomo este la forma para tomar a esa mujer,.....¡Pero tú te has insinuado débilmente, con halagos y carantoñas no correspondidas, y a veces incluso la has visto marchar del brazo del fornido galán americano, llevándose tu dinero.

Ah, si, ella también es veleidosa, y es amiga del poder, en persecución de sus intereses. La muy golfa no ha creído en el amor desinteresado que tú le ofrecías.

Pero aún puedes cortejar al Macho Musulmán , y proponerle una Alianza matrimonial, un enlace de Civilizaciones.

Mas es ineluctable que te rechace, pues en su Sharia no consta ninguna Ley para el Matrimonio Gay, y se castiga muy severamente esta clase de comportamientos.

¿Qué es lo que se siente al estar en la cima del mundo, cual una frágil veleta en la cima de un tejado?....¿no sientes acaso el vértigo de tu inanidad?......¿y la inmensa fuerza que se despliega a partir de tus débiles aleteos?....

viernes, junio 24, 2005

Liberalismo Ambiguo

Una de las consecuencias del NO francés a la Constitución Europea ha sido que Blair ataque sin rubor y desde una posición de fuerza (aumentada si cabe por la Presidencia de UK en la UE) al despilfarro intervencionista de la PAC (Política Agraria Común), cuyos principales beneficiarios son, paradójicamente, los franceses. No veo forma mejor de tirar piedras contra el propio tejado que la de haber tirado una papeleta con un NO escrito en ella en la urna del Referéndum francés.

Es paradójico no solo este afán de los franceses por negar la Constitución, que protegía sus abusos agrarios, sino también que en Francia, un Gobierno teóricamente liberal practique el socialismo y en Reino Unido se de el fenómeno contrario.

No es Blair un ejemplo de ultraliberal. Tiene ademanes socialistas, como desde luego era de esperar de un Primer Ministro laborista, pero está en la llamada tercera vía, que Mises consideró imposible, y que ZP no aceptó, al no acudir a la reunión internacional, liderada por Clinton, en la que se convertía en credo de la izquierda moderna.

Se da en Blair, igual que en Chirac, el mimetismo camaleónico del político profesional, que hace que este se adapte al ambiente político en el que medra. Sin dicha adaptación, de hecho, no podría medrar. Francia todavía no se ha exorcizado de su Revolución, y Gran Bretaña sigue siendo la cuna del liberalismo, gobierne quien gobierne.

Un francés de otro tiempo, cuyas ideas aún viven entre nosotros, decía que las leyes de una nación debían adaptarse al espíritu de esta. Y para ello empiezan los políticos democráticos por tratar de responder al espíritu de su tiempo y lugar, encerrados en un eterno ciclo electoral.

Pero el lugar, en una economía y sociedad globalizadas, es cada vez más todo el mundo, y el tiempo, nuestro tiempo, pide libertad.

Blair propone un recorte en la PAC. ¿Por qué habríamos de pagar subvenciones a los agricultores, especialmente a los franceses, para mantener los precios artificialmente inflados, pudiendo importar del Tercer Mundo a bajo coste?.

Si se redujeran o eliminaran subvenciones a los productos agrarios caseros y aranceles a los productos agrarios del Tercer Mundo, estos últimos podrían comerciar con nosotros y prosperarían (ver escrito sobre la Globofobia).

Blair hizo hace no mucho tiempo una propuesta para África no muy liberal. Xavier Sala-I-Martín -liberal y muy entendido de lo que sucede en África- escribió para la Vanguardia dos interesantes artículos al respecto (1 y 2).

Ahora el Primer Ministro inglés apuesta por reducir el peso del Estado de estados de la UE, y lo hace declarándose euroentusiasta. Sin embargo no puede dejar de compartir el tradicional euroescepticismo británico. Está en el espíritu de la isla. Y por ello propone poner a dieta a Europa, para impedir que se convierta en una obesa mórbida de la economía estatal del bienestar.

En estos tiempos que corren veloces hacia la libertad, y en este lugar deslocalizado que es el mundo de hoy, hay que ser flexibles, hábiles y dinámicos. Y dejar que los demás lo sean.
Blair apuesta en Europa por lo más sensato, pero proyecta en África sus delirios socialistas.

jueves, junio 23, 2005

La Bomba Estadounidense

"Casi todos éramos más bien liberales, ya me entiende"....algo así decía uno de los científicos participantes en el Proyecto Manhattan al hablar, en una entrevista, de cómo se diseñó y construyó la primera bomba atómica.

Cuando hablaba de "liberales" se refería, naturalmente, a liberales norteamericanos, lo cual es justo lo contrario de los liberales europeos, esto es, socialistas.

Había mucho socialista entre los científicos del Proyecto, entre ellos ni más ni menos que quien lo dirigía, el físico Oppenheimer. Este había leído años antes El Capital de Marx, por recomendación de un amigo, en un trayecto de tren. Dada la magnitud de la obra cabe suponer que la leyó a velocidad de relámpago. Y esta velocidad no estuvo reñida con el entendimiento de la obra, no al menos para la brillante inteligencia de Oppenheimer. Porque era una de las mentes más preclaras en el ámbito de la física.

Marx le subyugó, le cautivó, le convenció. Resultado de ello es que Oppenheimer se afilió al partido comunista en California. Exactamente cómo fue dicha afiliación no lo tengo claro, pues dicho partido, si no me equivoco, debía operar en la clandestinidad. Supongo que existirían lazos y conductos informales y secretos, al estilo masón, que le llevarían a ello. Sea como fuere, un hombre de un indudable talento y una inteligencia sobresaliente, se hizo de la izquierda más radical. No era el único. El propio Einstein defendía en un artículo confuso y necio desde el punto de vista de la ciencia social porqué era socialista. Aunque luego criticase los procesos estalinistas de Checoslovaquia.

Me pregunto que hubiera pasado si Oppenheimer hubiese leído a Mises en lugar de a Marx. Nunca lo sabremos, me temo. Tenía los amigos equivocados.

Este sabio físico había estado toda su vida en Babia. Esto es muy típico de personajes de tan grandes dotes intelectuales. Su privilegiado intelecto le había permitido, en su juventud, comprender complejos problemas de la física y leer a poetas románticos con fruición. Pero había estado tan centrado en cuestiones teóricas (sobre todo del campo de elevada abstracción de las matemáticas puras) que estaba desconectado de la realidad social y política de su tiempo. Podría con justicia acusársele de ser un sabio encerrado en una torre de marfil. Por otro lado es fácil caer en la aprobación de la ingeniería social desde la perspectiva de un científico físico, que opera con la bella simetría de las matemáticas, en la que existen innumerables identidades, acompañadas de resultados paradójicos, y todo ello en un limbo de abstracción carente de sentimientos e individualidades irreductibles. Esto lleva, por un lado, a creer en la perfectibilidad de las cosas, y por otro a pensar que todo es posible.

Más difícil es valorar al hombre como número desde la perspectiva de las modernas ciencias cognitivas.

Stalin, aceleró la marcha de su ejército hacia la conquista de Berlín con la intención de adelantarse a los Aliados. Según el historiador británico Antony Beevor, Stalin quería llegar a un laboratorio que se hallaba en las afueras de esta ciudad el primero. En dicho laboratorio había estado trabajando el físico Werner Heisenberg tratando de fabricar la bomba atómica. Los soviéticos se llevaron todo el material y la información disponible. Sin embargo ahora se sabe que Heisenberg, pese a su indudable categoría científica, no estaba cerca de crear ese artefacto. Así pues los documentos y aparatos tomados apresuradamente por los rusos no pudieron servir de base para la creación de su propia bomba, que estuvo lista en el año 1949.

Sin duda los soviéticos contaron con la ayuda de algún que otro "infiltrado" en el Proyecto Estadounidense. Y dado que, como el científico que mentaba antes reconocía, casi todos era "liberales", y que el comunismo era en EEUU algo más bien subterráneo, cabe imaginar que alguien, de alguna forma, por alguna tortuosa vía, hizo llegar información decisiva a los rusos.

De alguna manera el capitalismo trabajaba para el socialismo. Heisenberg estaba prácticamente solo en su diseño de la bomba, pero en EEUU se montó un proyecto en el que colaboraron cientos de personas, todas ellas de gran valía científica. Resultado: los nazis se tuvieron que conformar con un imperfecto misil V2, que poco tenía que ver con la bomba atómica, y que apenas hizo mella, mientras que los americanos acabaron con la guerra del pacífico con dos vuelos de avión. El sistema productivo socialista nazi demostraba ser muy inferior al capitalista de EEUU.

El hecho de que la URSS tuviera lista la bomba en el 49 podría hacer creer que su socialismo funcionaba tan bien como el capitalismo Estadounidense. Pero aquí habría que hacer varias matizaciones.

Se suele considerar que los gastos en Investigación, al tener su correspondiente beneficio muy lejano en el tiempo, si es que existe, requieren una inversión financiera poderosa, y una gran disposición al riesgo, y una paciencia que pocos nos podemos permitir por parte del inversor.

Asimismo, en lo que se refiere al desarrollo de proyectos cuyo éxito beneficiaría a todos los ciudadanos de un país, por externalidad positiva, y en el que nadie en particular podría apropiarse rendimiento económico alguno, la acción colectiva parece indispensable. Esto es especialmente cierto en los gastos de defensa nacional. Disponer de un ejército con poder disuasorio para las ambiciones territoriales de los vecinos ha sido siempre algo que beneficiaba a todos los ciudadanos de un país por igual, y nadie podía beneficiarse en solitario de ello, ni cobrar un precio por ello, excluyendo de la defensa a quien no quisiera pagarla.

A partir de esto se puede llegar a creer que la investigación llevada a cabo por una economía fuertemente centralizada sería mejor que la realizada por una economía de libre mercado en la que el poder gubernamental estuviese limitado. Pero esto es erróneo por al menos dos motivos:

1)- La economía de mercado crea riqueza y prosperidad generales en la sociedad, y un Estado que emprenda dentro de esa próspera sociedad proyectos no mercantiles disfruta de un entorno mucho mejor que otro que ha eliminado o disminuido y empobrecido el mismo a través de la limitación de las libertades y de la propiedad. Y ello pese a la dimensión del Estado o incluso la magnitud de los fondos destinados al proyecto.

El cálculo económico, solo posible en el capitalismo, esto es, en el libre mercado, se ajusta a los precios, que reflejan con alto grado de aproximación la escasez relativa de los bienes y servicios. Esta escasez relativa es determinada por la interacción de demanda y oferta.

Si se destinan ingentes fondos a un proyecto sin tener la oferta y demanda una expresión libre de trabas, y, por tanto, faltar la información suministrada por los precios, no se pueden valorar adecuadamente, y, en consecuencia, no se optimizan, los recursos. Se produce pues un despilfarro que conlleva ineficiencia.

Los soviéticos copiaron todo lo que pudieron, incluidos los precios. De no haber tenido la referencia de los mercados extranjeros no habrían tenido manera de conocer el valor de sus recursos productivos. Y de no haber tenido informantes fuera de sus fronteras, que les daban el trabajo ya hecho por el capitalismo en bandeja de plata, desde un servilismo de izquierda ingenua, habrían tenido serias dificultades para desarrollar por si mismos cualquier cosa.


2)- Es cierto que el Estado dispone de un poder financiero mayor que las empresas (si tomamos cada una de estas por separado). Sin embargo las empresas grandes pueden perfectamente financiar sus propios gastos de I+D. Ejemplo de ellos son las farmacéuticas. Es cierto que, generalmente, es preciso proteger con patentes a los que descubren medicinas para impedir que les copie la competencia y limite el merecido rendimiento de su arriesgada inversión. Pero eso no es igual que que sea directamente el Estado el que invierta en I+D. Grandes monopolios privados pueden ser un motor en I+D, como ya dijo Schumpeter.


Una vez más La 2 emite documentales tendenciosamente seleccionados para la Noche Temática. Después de mostrar lo malos que fueron los Nazis, era ineludible pasar al Gran Satán Americano, heredero directo de estos en las conspiranoias de la izquierda.

Se emitieron dos reportajes sobre la bomba atómica.

El primero hablaba del final de la 2ª Guerra Mundial con las tragedias de Hiroshima y Nagasaki y de cómo podrían haberse evitado. A toro pasado se dice que el Emperador del Japón y algunos de sus colaboradores más directos trataban de firmar la paz a través de los soviéticos. No dudo que fuera así. Lo que sucede es que, como bien señaló Paul Johnson en sus "Tiempos Modernos", los japoneses, pese a rendir formalmente todos los honores y poderes al Emperador, lo hacían para, a través de él, venerar al Bushido, código moral guerrero muy por encima de todo lo demás, Emperador incluido. El espíritu militarista que había poseído a esa nación era tal, que la maquinaria de guerra era independiente de los poderes que supuestamente la manejaban. Así el Emperador y sus colaboradores podían muy bien hacer gestos de paz, e incluso desearla fervientemente, pero eran incapaces de parar al Leviatán asesino de su ejército, igual que el jinete es incapaz de detener al caballo desbocado con solo tirar de las riendas.

Y no pudiendo parar a su ejército, no podían parar la guerra, que hubiera de seguro seguido hasta la completa aniquilación de los japoneses, o cuando menos de un elevadísimo número de estos, cosa que hubiera significado, como es de suponer, muchas más bajas, tanto militares como civiles, por parte de ambos bandos, de las sufridas por Japón en Hiroshima y Nagasaki.

Aparte de que el poder de mediador concedido por la diplomacia japonesa a Stalin dificultaba mucho las cosas a las puertas de la Guerra Fría. Este ya hacía avanzar sus ejércitos por Asia en dirección a Japón, y ampliaba malévolamente el área de influencia del Comunismo en la repartición del mundo entre totalitarismo y democracias liberales o regímenes autoritarios permeables al capital que ya comenzaba.

Por otro lado hubo bombardeos con números de bajas similares o mayores a los de la bomba atómica. El de Dresde es un ejemplo destacado. Y ese si fue completamente innecesario.

El segundo reportaje era el de la BBC sobre Oppenheimer mencionado más arriba.

Aunque creo haberlo comentado suficientemente.

Al final del programa doble, la Noche Temática, dirigida por el Sr Erquicia, anticipó el programa de la semana que viene........

Vietnam, después de la guerra.

¡Que malos son los Estadounidenses!

miércoles, junio 22, 2005

El Oráculo del Logos

En la puerta de entrada al Oráculo de Delfos había una inscripción que rezaba: "Conócete a ti mismo". Este consejo, expresado en forma imperativa, ha sido desoído por la mayoría de las gentes que han poblado la tierra, desde entonces y hasta ahora.

Si bien es cierto que nadie termina nunca de conocerse a si mismo, no es menos cierto que es muy minoritaria la tendencia a hacer introspección crítica, a tratar de comprender lo que uno es o finge ser. Y quien no emprende el camino del autoconocimiento difícilmente puede tener interés en atisbar las profundidades ocultas tras el velo de apariencias de la realidad.

Pues si "el mundo es representación", como decía Schopenhauer, si nuestra realidad es lo que percibimos, haya o no realidad objetiva fuera de nosotros, solo conociéndonos a nosotros mismos podemos conocer algo. Y, desde luego, solamente conociendo en mayor grado la subjetividad que recoge todo lo que somos y percibimos, podemos aproximarnos a comprender la realidad objetiva exterior a nosotros, sea esta la que sea, pues su medida de realidad la da, mal que nos pese, dicha subjetividad, y los parámetros por los que se guía.

De alguna forma buceamos en nosotros mismos cuando vemos, miramos y luego observamos afuera, pero al bucear en nosotros captamos y sentimos lo que nos rodea como ajeno.

Pero es que además hemos de encontrar fuera los elementos que nos permitan formarnos un juicio sobre nosotros mismos. Profundizamos, sin duda, en el autoconocimiento, cuando aprendemos la física que rige todos los fenómenos que forman nuestro mundo, nosotros incluidos, o las complejas combinaciones de la química que hacen posibles las casi infinitas estructuras materiales, una de las cuales somos nosotros, o la genética y la evolución, que han dado como resultado la biodiversidad de la que nosotros formamos parte. Tampoco está de más estar al corriente de las ciencias que estudian el cuerpo y su funcionamiento, cerebro incluido. Así como las que estudian el comportamiento, animal (etología) y humano (psicología). Y conocer cómo funcionan nuestras sociedades, desde los rudimentos del trato interpersonal más sencillo hasta las múltiples y complejas instituciones sociales que hemos elaborado y dentro de las cuales nos desenvolvemos (sociología, antropología, derecho, economía...).

Sin embargo existe un último reducto, un bastión inexpugnable, en el que la ciencia, de momento, no ha podido penetrar (ni está a la vista que lo haga), con sus poderosos y numerosos tentáculos. Este es la conciencia. Y no habiendo penetrado ahí, todas sus victorias podrían quedar reducidas a la nada....porque todo, absolutamente todo, debe ser explicado a partir de la conciencia, del misterioso pero tenaz "yo", del que irradian todo conocimiento o ignorancia, centro inamovible del universo.

Cuando se entiende cabalmente esta verdad fundamental, se pueden elaborar, a partir de ella, dos concepciones, dos auténticas cosmovisiones, al respecto:

La primera consiste en recurrir al expediente de considerar que todo es ilusorio, incluso el dolor y la muerte. La vida sería una especie de alucinación permanente, y las leyes que la rigen una fantasía de recurrencia o coherencia. Esta sería la visión inmoral. Al estar toda realidad en entredicho, se difuminan bien y mal, verdad y mentira, acierto y error.....todo es ambivalente, equivalente, irrelevante. Solo el dolor percibido tiene sentido en este universo cerrado y solipsista.

Esto da origen a los comportamientos pusilánimes e indiferentes que sirven de lecho de rosas para la apoteosis del déspota. Este, en su apogeo, también vive en una irrealidad subjetiva, propia de un Matbeth o un Calígula, que mata, despilfarra y destruye, ajena a los pesares que crea.

La pesadilla totalitaria es, en los tiempos modernos, la versión más actualizada disponible de cómo dicho fenómeno puede tomar forma.

Sartre y su existencialismo aplaudían a Stalin. Heidegger a Hitler. Y los antropólogos multiculturalistas al Islam.

La segunda entiende que el fundamento subjetivo de nuestra realidad nos lleva inevitablemente a la defensa del individualismo. Solo a través de este, si es ejercido responsablemente por todos (o al menos por una mayoría significativa), puede impedirse que ciertos sujetos conviertan sus arrebatos en movimiento de masas y política de división y destrucción.

Somos individuos, por nuestra naturaleza subjetiva única, y, como tales, hemos de actuar independientemente. Porque aun cuando formar agrupaciones con los demás pueda resultar beneficioso para el conjunto, desde la perspectiva subjetivista nunca podrá ser un objetivo en si mismo, sino tan solo un medio. Solo merced a una deliberada voluntad de engañar a todos empezando por uno mismo, y contraviniendo por tanto lo que se deriva insoslayablemente de la orden de autoconocimiento de Delfos, y de las órdenes de nuestra naturaleza, podemos llegar a creer que existe una identidad entre nosotros y los demás lo suficientemente perfecta para anular nuestra individualidad. Y no otra cosa que anular la individualidad es lo que proponen las diversas "escuelas" de colectivismo.

No nos queda otro remedio que hacer uso, y un uso correcto conforme a lo que nos parecen las leyes de la realidad, de nuestra única herramienta válida, nuestra psique. Si interiormente percibimos, al procesar la información, una contradicción, una incoherencia, un error, una tergiversación, una falacia...etc etc, sabemos que no podemos continuar por el camino en el que encontramos semejantes obstáculos sin incurrir en flagrante impostura. La honestidad a ultranza se deriva ineluctablemente de esta segunda forma de subjetivismo.

Pero la mayoría de la gente no padece esta ambivalente fortuna del subjetivismo, o al menos no la padece más que esporádicamente, de una forma inconsistente y variable.

Creen, ellos, en la Gran Objetividad.

El conocimiento científico es hoy reverenciado con gran boato. Cada año algunas privilegiadas eminencias reciben premios y distinciones varios, entre los que destacan los Nobel. Pero la veneración que la sociedad profesa a la ciencia, de la que estos honores son solo la punta del iceberg, está infinitamente más extendida, y de un modo mucho más profundo y sutil que, a veces, incluso toma la paradójica forma de rebelión contra la misma.

Esta admiración tiene su origen no tanto en los aspectos teóricos del conocimiento científico cuanto en sus aplicaciones prácticas, en la técnica, que despierta con su despliegue de aparentes milagros la admiración de los profanos. Porque del mismo modo que hay pocos que deseen verdaderamente conocerse a si mismos, son también pocos los que se interesan por los fundamentos de la ciencia, conformándose sobradamente con el juego de colores, formas y movimientos gráciles y novedosos que desfilan ante su poco inquiriente mirada.

Esto les impresiona igual que un sortilegio pudiera hacerlo con una mente supersticiosa. Y hace creer que quienes hacen posible el milagro tiene una capacidad intelectual y espiritual que les confiere una especie de omnisciencia a escala humana.

Esta es, sin duda, una moderna forma de superstición que en nada se diferencia de la que profesaban los griegos por el Oráculo Délfico.

A pesar de la sabia recomendación que adornaba su entrada, el Oráculo era un lugar donde se daban respuestas a todas las preguntas, bien es cierto que con un lenguaje resueltamente ambiguo.

¿Acaso no representa hoy la ciencia el mismo papel que en el pasado tuvo el Oráculo?. ¿No buscamos, puerilmente, en ella todas las respuestas?....¿Y no nos responde acaso esta con desconcertante ambigüedad, en gran cantidad de cuestiones?.....

Cualquiera que haya sido iniciado en los "misterios" de la ciencia sabe dónde tiene esta sus límites. La Gran Objetividad no le convence. Prefiere el "solo sé que no sé nada" Socrático.

Mientras, otros se obsesionan con dar a todo lo que afirman un aire científico, utilizando algunas de las herramientas de la ciencia fuera de lugar y ocasión. Tan pronto la teoría les contradice apelan a la experiencia, y si esta les falla buscan cualquier otra experiencia o teoría que les de la razón. Convierten las hipótesis en certezas incontestables y las “Teorías Científicas” propiamente dichas (como la de la Relatividad o la de la Evolución, esto es, verdades asentadas) en objeto de permanente discusión.

Como último recurso siempre les queda afirmar que sobre ese asunto, en realidad, nada se sabe, y se retraen en su propia consciencia que ignora realmente los hechos.

La gran ventaja del subjetivismo individualista consiste en que la subjetividad adquiere categoría de hecho objetivo, dentro de una realidad física y natural que se presupone cierta. Vivimos y actuamos en un mundo "real" en el que sabemos que las cosas humanas dependen de apreciaciones subjetivas.
La ciencia misma se pone en duda, como creación humana, haciéndose con ello verdadera ciencia. Al mantener la fe en una especie de realidad objetiva, empero, no caemos en los abismos de la indefinición y el absurdo sinsentido.

martes, junio 21, 2005

Derechos Inacabables

La propiedad es una institución humana fundamental. Sin embargo son muchos los que han puesto en duda los efectos benéficos de su existencia en la sociedad. Toda clase de colectivismos, como consecuencia funesta, han inundado el siglo XX con su lodo pastoso de exacción y opresión estatales, y por poco ahogan a la humanidad.

Sorprende ver como algo aparentemente tan trivial como de quien es una cosa u otra tiene tan importantes consecuencias en el desarrollo de las sociedades. Intiutivamente no tiene porqué percibirse.

Los recientes desarrollos de la teoría económica permiten comprender cada vez mejor la propiedad, y lo necesaria que es.

Igual que con la propiedad sucede con la familia. Se trata de una institución de capital importancia. Ponerla en duda de mil maneras solo puede llevarnos a nuevas formas de caos. Lo que no sabemos aún es cuales.

Desgraciadamente el Catedrático que declaró ayer en el Congreso, en su comparecencia, que la homosexualidad es una patología, no estaba en lo cierto, pero tampoco estaba mucho más lejos de la verdad que aquellos otros convocados para el mismo fin que dijeron que no pasaba nada porque las parejas homosexuales se constituyesen en matrimonios y adoptaran niños. Todos eran profundamente ignorantes acerca de esta cuestión, y habrían hecho muy bien en reconocerlo.

Tener una cátedra de psicología no otorga a uno la omnisciencia sobre la mente humana, ni sobre los comportamientos humanos en sociedad. Hay muchas cuestiones de enorme importancia sobre las que las ciencias están en pañales. Y eso es terreno abonado para los más vulgares prejuicios, que se disfrazan de lenguaje presuntamente técnico carente de precisión, presentándose como verdades científicas.

Yo no tengo inconveniente en confesar que soy de los que se oponen a que la sagrada institución matrimonial sea corrompida y mancillada por la inclusión forzosa en la misma de cierta clase de uniones contranatura. Considero que hay ciertas cosas que, por su particular naturaleza, deberían permanecer por siempre en la marginalidad, siendo realizadas muy discretamente y aunque sin sentimiento de culpa por lo menos sin orgullo.

Pero me temo que esto es solo una opinión. Y no tengo aún elementos de juicio sólidos en los que asentarla. Aunque todo se andará.

¿Deberíamos prohibir el matrimonio homosexual, pues?. No diría tanto. Bastaría con que no estuviera en la agenda de nadie ni prohibirlo ni legitimarlo. Es un asunto privado de individuos, que libremente, en una sociedad abierta como la nuestra, optan la forma de vida que desean sin que ningún organismo público interfiera en ello, ni para impedirlo ni para alentarlo.

Así era hasta ahora, en España. Si bien es cierto que los homosexuales tenían y tienen sobrerepresentación en los medios, lo cual no deja de ser algo significativo.

Los homosexuales se han convertido poco a poco en grupo de presión, y, como tal, no parará hasta lograr satisfacer todos sus intereses (que van mucho más allá de defender su derecho individual a practicar la sexualidad que les venga en gana, sin perjuicio de terceros). Estos intereses irán creciendo y proyectándose en los reclamos para el futuro conforme se les vayan otorgando los que en un pasado pidieron, y el colectivo gay acabará exigiendo altisonantemente privilegios.

Si antes decíamos “pobrecitos obreros” y después acabamos temiendo a los sindicatos y los partidos revolucionarios, cualquiera sabe por donde podrían ir los homosexuales.
ZP ha abierto la veda.

lunes, junio 20, 2005

Información Maquillada, Información Mancillada

El foro de la familia hablaba de 1.500.000 asistentes. La Policía Nacional, dependiente de la Delegación del Gobierno en Madrid, dependiente de ZP, de 166.000. La Policía Municipal, dependiente del Ayuntamiento de Gallardón (el de las Obras Gallardonianas), no se quiso pronunciar, siguiendo la línea habitual de falaz equidistancia que pone en la misma balanza verdad y mentira.

La diferencia entre una y otra valoración es la que hay entre sacar un 1 y un 10 en un examen. Fernández de la Vogue, quizá por eso, dijo que los manifestantes: "No habían pasado en examen".

Diez veces más, o diez veces menos asistentes, según se mire. La diferencia no se corresponde con un error estadístico, ni remotamente. Sería más bien debida a un "error de estadistas". Y cuanto menor la talla del estadista mayor la magnitud del error. Constantino "el diminuto" se reafirma en ser la antítesis de su tocayo el Grande.

Además, resulta harto curioso que la cifra del diminuto fuera 166.000, y no 150.000, frente al 1.500.000, diez veces mayor, del Foro de la Familia. Quizá, puesto que la diferencia era tan sonada, quisieron que su cifra pasara por más aproximada, y así parecer más rigurosos en el recuento. No se atrevieron a decir 166.376 por eso de que hubiera parecido ya demasiado exacto para ser real, dada la dificultad que entraña contabilizar una gran masa humana en movimiento.

Si no recuerdo mal, en el teletexto del Régimen (léase Teletexto de Televisión Española), se escribía "un millón y medio" y se ponían "166.000". Sabiendo como saben que los aberrantes productos de su LOGSE tienen pereza lectora, les han facilitado la percepción visual de una cifra, haciéndola conspicua en forma numérica, y simultáneamente han ocultado en la maraña del texto la otra.

El cambio de tornas en la evolución de las elecciones gallegas despertó no poco entusiasmo en las noticias de esta cadena. La bajada de escalón de Fraga de los 38 a los 37 escaños no era el saltito de nada que pudiera parecer por la diferencia unitaria. Era un salto desde la estabilidad del gobierno del PP al abismo del gobierno de socialistas y separatistas. Sería el típico escalón en el que quien baja da un traspiés funesto que le hace caer rodando por el resto de la escalera, y acaba dando con sus huesos en el rellano de la salida. Eso, todos lo sabemos, es algo que le suele pasar a los ancianos muy ancianos. Fraga, aunque bastante lúcido, ha tropezado y ha caído de bruces. Aunque, tal como resiste el chaparrón de chapapote, pudiera ser que el próximo lunes se levantara ayudado por el voto emigrante, se limpiase el traje, se ajustase la corbata sin ayudantes "de cámara" (o ante la cámara) innecesarios, y continuase su camino hacia la extinción jurásica impidiendo la victoria de la España del Talante en Galicia.

Estaban los de TV1 en otra noticia, pero rápidamente se apresuraron a anunciar, con gesto nervioso y sonrisa indisimulada, este "cambio" en el hasta ahora fiel Feudo Popular.

Poco después emitían otra noticia en la que lograban aunar brillantemente la propaganda antifranquista de toda la vida con la contraprogramación de la manifestación del sábado, fundiendo actualidad y pasado en un pastiche para consumo de acólitos incombustibles y necios fácilmente manipulables.

Iba la cosa del homenaje que había rendido la responsable de prisiones del PSOE, Doña Mercedes Gallizo, a los homosexuales que habían sufrido vejaciones en la cárcel de Huelva en la época de Franco.

No basta con bajar al Franco ecuestre de su pedestal como homenaje al nonagenario genocida de Paracuellos, que hace bueno el dicho sobre la mala hierba, mientras la de Largo Caballero sigue incólume. Es preciso además poner de manifiesto que el dictador maltrataba a los homosexuales, justo el día después de una manifestación contra el matrimonio de estos.

Entrevistaban a uno de los pocos asistentes a dicho acto, un homosexual que estuvo condenado en dicha cárcel, y este aprovechaba para manifestar su miedo cerval a lo que según él, representaba la manifestación del día anterior. Conclusión: los manifestantes son filofranquistas que discriminan a los homosexuales, y los maltratarían si ello les fuera posible.

Y el Señor Schlayer, diplomático noruego denunciante de las matanzas de Paracuellos, que impidió además muchas muertes, como dice César Vidal en su obra acerca del genocidio, no recibió homenaje alguno porque Izquierda Hundida lo impidió en el Ayuntamiento de Torrelodones.

Unas cuantas palizas a unos pocos homosexuales valen más que miles de muertos. Y los que defienden la familia son homófobos desquiciados.

Es normal que el homenaje a los homosexuales fuera cosa de Gallizo, dado que ella es la responsable de las prisiones. Lo paradójico es que sea ella, que ha dado un trato de favor a los musulmanes (homófobos por imperativo coránico) dentro de las cárceles, dejándoles hacer y deshacer a sus anchas, la que tenga la buena voluntad de recordarnos a todos -tele del régimen mediante- que los gays las pasaron putas con Francisco.

Pero bueno, se lo disculparemos porque de seguro que es feminista y promusulmana, que es una contradicción más notable aún.

Eso del buen trato en las cárceles, en general, tiene también un lado paradójico. Es tanto el afán por rehabilitar que pretenden crear unas condiciones para los reclusos que serían cualquier cosa menos un castigo. De esta forma se haría más rentable delinquir, y los delincuentes recalcitrantes se verían bastante favorecidos. Llevado al extremo, siendo las condiciones de la cárcel como las de una pensión confortable, podría darse un efecto llamada, y algunos robarían y matarían para ingresar en prisión.

ETA además podría tener un hotel de cinco estrellas en pleno centro de Euskal Herria, tras negociar con el Gobierno.

De momento dicen que no matan a políticos electos. Recompensan así a ZP y sus negociadores.

No podían declarar esta tregua parcial solamente para los políticos del PSOE y partidos marginales adyacentes, porque hubiera sido muy evidente. Así pues lo han hecho extensivo a todos. Para matar siempre le quedan las bases del PP, o los periodistas e intelectuales que están contra ellos, o cualquier otro liberal de pacotilla que se atreva a contradecirles u objetarles.

viernes, junio 17, 2005

Utopía y Libertad

El terrorismo siempre responde a alguna utopía, y su mayor enemigo es, indefectiblemente, la libertad. En un principio atacaba a las instituciones que la representan, pero dada la facilidad que tiene esta, por su propia naturaleza, para extenderse en una pluralidad anónima, sin cabeza, ha terminado por atacar con masacres indiscriminadas. Lo indiscriminado es lo único que puede golpear a la libertad.

Se dice muy habitualmente del terrorismo que es el enemigo sin rostro. Y sin duda así es, para sus potenciales víctimas. Pero no es menos cierto que la libertad es para los terroristas un enemigo sin rostro reconocible, al ser su rostro el de una multitud que solo la tiene a ella en común, precisamente porque participa de ella.

Las utopías, sociales y religiosas, como el marxismo o el islamismo, se rebelan contra la libertad, y para poder matar a la libertad deben primero matar a unos cuantos de los que la disfrutan.

Y la libertad no puede defenderse salvo que sus defensores hagan un frente común que la propia libertad puede invalidar, cuando es devorada desde dentro por las termitas de la insidia política.

¿Qué sucede ahora en España?. ¿No buscan algunos realizar su particular utopía nacionalsocialista a base de insidias políticas y a costa de la libertad de todos?. ¿Y no es por la falta de rigor en defensa de la libertad que tan repugnantes termitas puedan siquiera expresarse?....

¿Qué ha pasado, exactamente, entre nosotros, desde que el 11_M explotaron aquellas bombas en Madrid?.

¿Por qué no iban a estar Aliados los nacional socialistas de ETA, los islamistas de Al Qaeda e incluso ciertos sectores del PSOE que aún no aceptan la caída del Muro, en su común lucha utópica (si bien de diferentes utopías) contra la libertad?.

¿Y por qué no iban a negociar entre ellos, si entre ellos se entienden cuando hablan de su enemigo común?......

jueves, junio 16, 2005

La Seriedad Taciturna

De fondo, en grande, una foto de Monseñor Rouco Varela, que misteriosamente recuerda, por el predominante color rojo en la indumentaria religiosa, la torva mirada y el brazo apoyado en el respaldo de una silla, al retrato que hizo Velázquez del Papa Inocencio X.

Los presentadores del noticiario de la cadena Telecirco anunciaban la presencia de Rouco en la manifestación del sábado para la defensa de la familia y contra los matrimonios homosexuales. ¿Querrían acaso, con la siniestra imagen de fondo, sugerir, subliminalmente, algo?.....porque imagino que habrá varias decenas de fotos de Rouco con gesto y pose agradables y distendidos. mucho más adecuadas para dar una imagen del mismo.

Esta manifestación, convocada por el Foro de la Familia , se celebrará en Madrid. Su recorrido no será el solicitado por esta organización cívica al Gobierno. El delegado del Gobierno en Madrid, Constantino "el diminuto" antítesis de el Grande, en tamaño humano y religiosidad, ha considerado que este recorrido se correspondía con una arteria fundamental para el tráfico cotidiano de la ciudad. Gallardón (el de las Obras Gallardonianas), en cambio, que tiene la potestad de organizar fiestas, o permitirlas, ha considerado factible, incluso deseable, cortar en tráfico en esta venita, en este ridículo capilar, para el desfile de colores, vanidades y extravagancias del día del orgullo gay, una semana después.

La defensa de la familia no es una fiesta, parece ser, porque es cosa seria. Las fiestas tienen que ser hueras y payasas, como el orgullo gay. La frivolidad es una obligación, la responsabilidad un extravío imperdonable.

La familia es seria, como el gesto que Rouco exhibe en la foto de fondo de los noticiarios del circo televisivo. Pero quieren también que creamos, y para ello escogen esa desafortunada imagen del cardenal, que ser serio es ser adusto, intransigente e intolerante, prepotente, autoritario, mojigato, aburrido, hipócrita redomado y reaccionario....y todo ello, como cabría esperar, es cosa de "derechas", agregado variopinto que engloba a liberales y conservadores de toda laya, así como a algún despistado "de centro" o "apolítico" que se atrevió a tener criterio, o incluso valores, accidentalmente, sobre algún asunto particular.

Lo que mola es divertirse, atender a los superficial, dejar de lado las valoraciones. El "pan y el circo" romanos no tienen, hoy en día, su reencarnación en el mercado capitalista, tal como dio a entender Saramago, refiriéndose a la información.

Supongo que Saramago incurrió en ese error al percibir que el capitalismo permite que todos tengan "pan" y que muchos "circos" sean prósperos negocios en lugar de ruinosas iniciativas en las que crecen los enanos. Y eso sin ningún poder central controlador.

El pan y el circo de hoy son, como "pan", por ejemplo, las propuestas de Ladrazares y Puigcerdos, que pretenden que todo ciudadano de a pie, por el hecho de ser español (¿Y quién no lo será, muy pronto, con las regularizaciones masivas?), tenga derecho a un sueldo de por vida. ¡¡¡Si señor!!!. ¿A que no sabéis de dónde va a salir ese sueldo???....porque los romanos tenían provincias, especialmente Egipto, para obtener los panes, pero nosotros, por no tener, no vamos a tener ni las ayudas europeas, que ahora nos retiran.

Como "circo" tenemos Telecirco, por supuesto. Y el Gran Circo mediático en permanente expansión de Polankone y sus muchachos.

Pero lo más destacable es la pluralidad de Televisión Española. Su circo ofrece espectáculos nunca vistos, por ejemplo:

Una payasada "made in spain" de cine de Barrio, que ocupó el horario de tarde que Telemadrid dedicó a la cobertura de una manifestación de la AVT con casi 1 millón de asistentes (habrá que ver que emiten en la manifestación de la familia, probablemente Kramer contra Kramer).

Un documental panegírico de la historia del PSOE, partido que de todos es sabido, se ha caracterizado siempre por la defensa de la libertad y la democracia....al estilo soviético.

Dos "noches temáticas" dedicadas íntegras a la pesadilla del nacional-socialismo, y ninguna, que yo sepa, al Gulag. Solzhenitsin ya está acostumbrado al silencio progre....y a las calumnias y censuras por atreverse a contar la verdad sobre la idealizada Unión Soviética.

Etc etc....(y en este etc etc está todo el meollo, del que los ejemplos expuestos son solamente la punta del iceberg).

Podría decirse que ser "serio", en esta acepción bastarda que, implícitamente, aceptan muchas personas, no es otra cosa que tener valores, tener principios, y defenderlos con argumentos. Poco importa si, además, uno tiene fina ironía, como el recientemente fallecido Campmany

El "todo vale" políticamente correcto es una forma de entreguismo ante el extraño, tantas veces bárbaro. Es una vulgar sumisión, disfrazada de tolerancia, a la intolerancia ajena. Y debe hacerse entre sonrisas y cordialidad, casquivanamente.

La circunspección, la reflexión, el rigor, el análisis detenido.....no tienen cabida. Hay que hacer fiestas, francachelas desinhibidas y libertinas, y quitar el freno de la razón en la caída veloz por la pendiente que lleva a la servidumbre y la pauperización social.

Y la fiesta, dados los asistentes, acabará como la de Berga.
Lo dejo aquí porque creo que me estoy poniendo -¿lo adivináis?-muy serio.

miércoles, junio 15, 2005

Talante

ZP dijo, al principio de su mandato, y supongo que para congraciarse con los liberales, que había leído "La Democracia en América", del pensador decimonónico francés Alexis de Tocqueville.

Uno podría leer "El Capital" de Marx y "La Sociedad Opulenta" de Galbraith y no por ello tendría porque convertirse a sus idearios, desde luego. Pero presumir de haberlos leído debiera ser una forma de sugerir que las ideas que transmiten son del agrado de uno, casi como propias.

Parece que ZP, inadvertidamente, y a través de esa inocente referencia bibliográfica, puso de manifiesto en que consiste exactamente su "talante".

Nuestro presidente presume de escuchar a todos igual que presume de leer a Tocqueville. No escucha para comprender, sino para que parezca que lo hace. Su vanidad se exhibe grandilocuentemente cuando dice: "comprendo, luego soy sabio". Una versión grotesca del "Pienso luego Existo" cartesiano. Pues quien dice comprender sin comprender absolutamente nada, y sin tener el más mínimo interés en comprender, tiene de sabio lo que de existencia consciente, o verdadero ser, todo aquello que no piensa.

"Talante" -decía el periodista metido a político Luis Herrero- "es que te den por detrás y por delante". Y posiblemente es eso lo que le ocurre a cualquier individuo aislado que profese el talante como filosofía vital....el verdadero talante, claro está. Porque la gente va por ahí buscando su interés, por medios tanto legítimos como ilegítimos, y no se puede abusar de la comprensión sin que abusen de uno. Para ello están los principios, diques que impiden que nuestro mundo mental quede anegado por la indefinición absoluta.

Hay ciertas cuestiones que no deben convertirse en objeto de discusión. Si comprender a otro supone, en alto grado, poner en duda lo propio, uno debe saber dónde está el límite de su comprensión. No conociendo ese límite no existe siquiera conocimiento, y no existiendo conocimiento desaparece el pensamiento, y el propio "ser" cartesiano. Tendríamos, pues, una nueva frase: "Comprendo, luego no soy", lo cual es un contrasentido, dado que es imposible comprender sin ser. Así que ZP nos propone anularnos, dejar de ser, para que sean otros, en nuestro lugar y a nuestra costa, los que sostengan sus "verdades", que de tan comprendidas pasen a ser infalibles, indiscutibles.

Junto a nuestros "a prioris" innegociables tenemos, en gran medida derivados de estos, unos axiomas mentales que rigen nuestro comportamiento. Pertrechados con ellos perseguimos nuestra supervivencia y bienestar -lo que traducido a un lenguaje más ambiguo podría denominarse "interés". Y preocupados y ocupados en lograr nuestros objetivos irrenunciables, hemos de decir NO a todo aquello que suponga una agresión contra nosotros. Nos vemos enfrentados, en defensa de nuestro "ser", que no renuncia a "ser", a otros seres que aspiran a imponernos sus "verdades", auténticos disfraces de su propio deseo de medrar y gozar.

Pero una sociedad liberal, de la que Tocqueville pudiera sentirse satisfecho, no sería aquella en la que todo el mundo pudiera realizarse, sino, en cambio, aquella otra en la que todos tuvieran la oportunidad de hacerlo. A eso se le denomina "igualdad ante la ley", y es un planteamiento político que parte del supuesto de que existen unos principios (que toman forma en derechos y leyes constitucionales) que son inalienables.

Por eso es tan peligroso que gobierne un vanidoso que presume de talante. Pues socava los cimientos de la sociedad liberal al prestar oídos a unos por su oreja "izquierda" mientras permanece sordo a los que le hablan por la "derecha".

Uno piensa inevitablemente en ese atribulado personaje que tiene sobre su hombro izquierdo un pequeño diablillo que aconseja susurrante maldades, y sobre el derecho un también pequeño ángel que trata, con sus palabras altas y claras, de llevarlo por el camino de la virtud.

Este talante puramente aparente no es el de un solo individuo, que responda personal e intransferiblemente de sus consecuencias. Lo ejerce, mal que nos pese, quien representa a todos los ciudadanos de nuestro país, y lo hace en su nombre...en nuestro nombre.

Así pues no esperemos que el talante suponga que el talantudo sufra por detrás y por delante. Nosotros delegamos en él y él, en justa retribución, nos traslada las terribles consecuencias de su mal llamado talante a nosotros, para que lidiemos con ellas por detrás y por delante.

ZP marchará hacia un horizonte Zen, divagando sobre la Alianza de Civilizaciones, con sonrisa de joker, dejando atrás un país fragmentado y caótico, seguramente más pobre, seguramente menos libre.

¡¡Si Tocqueville se levantara de su tumba!!

martes, junio 14, 2005

Diccionario Progresista para Líderes del Pueblo


Política:

Actividad humana que consta de dos partes bien diferenciadas que se suceden en el tiempo:

1) Noble arte de vender sueños a un electorado ignorante con vana cháchara demagógica. Es fundamental transmitir a este electorado las ideas de progreso y bienestar, no mencionando en ningún caso nuestros “fines últimos”, de entre los cuales ellos son “el último de los fines”.

2) Una vez alcanzado el poder, bohemio arte de esquilmar sin orden ni concierto las arcas públicas hasta el endeudamiento total, con la fe puesta en que el advenimiento de la derechona sanee las cuentas para ulteriores festivales de gasto sin tasa.

Nacionalismo:

Dos acepciones:

1) Tendencia política legítima de algunas regiones del país que reivindica mayor libertad desde la libertad, para poder dirigir por si mismos su destino político e institucional sin interferencias del Estado Central Opresor. A esta noble tendencia hay que satisfacerla con concesiones cada vez mayores para conservar el poder a toda costa. Sin embargo, conviene recordar que las concesiones tienen su fin cuando la región consiga la completa independencia del poder nacional central, por lo que hay que dosificar las mismas para prolongar el poder todo lo posible.

2) Cuando nos referimos al nacionalismo del Estado central, conocido en ocasiones como patriotismo, consiste en una tendencia obsoleta y reaccionaria propia de fascistas intolerantes, que no comprende la diversidad y pluralidad de las sociedades modernas, en las cuales cabe esperar las más variadas tendencias, todas igualmente válidas. Se trata de una visión cerrada de auténticos paletos de la modernidad, que no comprenden lo que es el cosmopolitismo.

Constitución:

Ley fundamental de los españoles, sujeta a negociación para preservar el poder.

Estatutos de Autonomía:

Lugar jurídico donde se articulan los tributos que se pagan a plazos al nacionalismo en forma de modificaciones sustanciales.

Proceso electoral:

Sucesión de fiestas multitudinarias en las que se sonríe y se hacen promesas electorales.

Corbata:

Prenda de vestir, que simboliza el poder, que hay que quitarse en los mítines delante del populacho, para aparentar que uno es parte de él.

Obreros:

Esa figura humana abstracta carente ya casi de significado político e histórico de la que hay que llenarse la boca en los mítines, divagando sobre ella con encendida elocuencia.

Pueblo:

Masa informe de votantes de izquierda.

Promesa Electoral:

Esas cosas irrealizables que se le dice a la gente que se van a hacer para que nos voten.

Democracia:

Gobierno de izquierdas.

Dictadura:

Gobierno de Derechas.

Dictador:

Líder de Derechas.

Día de Reflexión:

Día decisivo para influir en el voto a favor de la izquierda de progreso a través de manifestaciones públicas organizadas en las sedes de los adversarios políticos de la derechona por la libertad de prensa (esto es, medios afines).

Día de las Elecciones:


Día cada cuatro años en el que cualquier milagro es posible (y si no se provoca).

Manifestaciones:

Expresión pública que sirve de marco óptimo para la publicidad y propaganda electoral gratuita.

Alborotos, destrozos de mobiliario urbano (que para algo es de todos, esto es, nuestro) y robos en tiendas (lugar en el cual se perpetran robos cada día contra inocentes cliente proletarios por parte de comerciantes capitalistas sin escrúpulos).

Momento y lugar para proferir imprecaciones, consignas y gritos. Terapia ideal para liberar el estrés que produce no hacer nada.

Cuando se trata de una reunión pacífica de ciudadanos en las calles para expresar sentimientos e ideas legítimos de un modo cívico y tranquilo, no es una manifestación, sino una reunión de conspiradores de derecha que tratan de desestabilizar la sacra Alianza de Civilizaciones.

Mundo de la Cultura:

Personas generalmente incultas, con solo un barniz de cultura que da el pego. Son muy dadas a la payasada y a la reivindicación, y generalmente viven de subvenciones (con nosotros viven mejor) o de vender basura televisiva o anunciar productos del mercado capitalista en los medios (cuando se dan las vacas flacas correspondientes a su mérito).

Golpe de Estado:

Dícese de aquello que los máximos exponentes del mundo de la cultura atribuyen a la derechona dando crédito al primer rumor que oyen en cualquier sitio.

Revolución:

Se diferencia de lo anterior en que ocurre de verdad. Pese a los plenos poderes que asumen sus conspicuos líderes, el poder pasa a manos del pueblo (véase pueblo).

Capitalismo:

Sistema económico que fomenta las libertades de los agentes económicos para que elijan lo que mejor les convenga en el mercado, dentro de un marco legal y estatal reducido. En este sistema pues, los agentes tienen la osadía de elegir libremente sin atender a los sabios dictados de los Ministerios.

Capitalismo Salvaje:

Versión especialmente cruda del capitalismo en la que los agentes, que eligen libremente, optan por soluciones drásticas como regularizaciones de personal para salvar sus empresas, o de un modo más global por la eliminación de empresas superfluas del mercado y la crisis de sectores que han perdido su relevancia. Asimismo en este tipo de capitalismo, el Estado retira toda subvención a los parásitos institucionales y públicos y especialmente, al mundo de la cultura.

Comunismo:

Utopía irrealizable pero hermosa apoyándose en la cual puede uno mantener una apariencia de idealismo, mientras se practica libremente el dispendio y el latrocinio públicos.

Impuestos:

Fuente de financiación del Gasto Público.

Gasto Público:

1) Despilfarro.

2) Dícese, en ocasiones, de aquel poso que queda del despilfarro que, misteriosamente, tuvo un empleo eficaz.

Necesidades Públicas:

Misterioso factor que origina el gasto y se multiplica con este en una espiral creciente que no tiene fin, salvo en el vaciado de las arcas públicas y el endeudamiento hasta las cejas del país.

Presupuesto Generales del Estado:

Marca a batir en la partida de Gastos y en la de Ingresos por igual, en sucesivos años de presión impositiva asfixiante y proyectos públicos ineficaces sin fin.

Equilibrio Presupuestario y Rebaja de Impuestos:

Dada nuestras políticas de progreso, la cuadratura del círculo.

Progreso:

Incremento del gasto público.

Cartera Ministerial:

Satrapía.

Ministerio:

Serrallo del Ministro y sus allegados.

Ministerio de la Vivienda:

Serrallo con un ala Zen que cuesta varios huevilllones.

Departamento Ministerial:

Algo que hay que crear para dar cabida a una multitud ingente de simpatizantes o militantes del partido.

En ocasiones se crean Ministerios enteros (léase Ministerio de la Vivienda).

Revanchismo:


Nombre que, en nuestra primera etapa de poder, se dio a la justa sustitución en cargos de poder de eminentes profesionales de reconocida solvencia por chichinabos de nuestra cuerda.

Cargo Público menor:

Sinecura.

Funcionario:

Mantiene en pie el mercado de café de este país y de todo el extranjero. Creo que pronto harán una estatua al “Funcionario Español Progresista” en pleno centro de las plantaciones cafeteras de Brasil y Colombia.

Corrupción:


Nombre dado al legítimo enriquecimiento de nuestros militantes, al justo acaparamiento de los tres poderes de Montesquieu por parte del partido (que para eso hizo Enrique Tierno Galván el prólogo de “El Espíritu de las Leyes”) y al tráfico de influencias, que no es más que una sociedad de ayuda mutua de reconocido prestigio

Gestión:

Conjunto de comportamientos ordenados y sensatos que la derechona ha tomado del ámbito empresarial para resolver problemas complejos. También se dice, en nuestros fueros, del modo de encubrir desfalcos y crear problemas complejos.

Derechona:

Grupo reaccionario ultracatólico fundamentalista, plutocrático, elitista, liberal solo en economía a través de un capitalismo salvaje, y conservador en todo lo demás, sobre todo en su espíritu nacionalista y colaborador de EEUU (véase EEUU). A él pertenece todo aquel que les vote, sea moderado o de centro.

EEUU:

Principal enemigo internacional, que representa el Imperio de nuestros tiempos, al que políticamente hay que contradecir con buenas palabras, con mucho cuidado de no contrariarle, pero en las tertulias de café hay que denostarlo agriamente, criticándolo hasta que no queden censuras que formular ni insultos del diccionario que decir.

Es el referente moral e intelectual de la derechona, puesto que es el país que representa mejor los valores de esta (léase derechona).

Iglesia:

Institución Religiosa milenaria, error humano por excelencia, cuyos principios morales de comunidad, pobreza y solidaridad son el fundamento de nuestro ideario, pero de la que hay que renegar con vehemencia como si en lugar de representar a un Dios bueno representase al mismísimo satán, y denominarla Opio del pueblo, considerándola de este modo como un morfinómano rehabilitado considera a la droga de la que tantas veces disfrutó.

OPUS:


Logia Católica elitista que sustenta a la derechona.

Integrista Musulmán:

Humillado y explotado por el Imperialismo Yanki que se rebela legítimamente cortando cabezas, derrumbando edificios o volando trenes.


Estado del Bienestar:

Bienestar del Estado.

Razón de Estado:

El Estado tiene la razón.

Educación:

Algo a lo que hay que destinar fondos sin cuento sin antes haberlo articulado en un todo coherente.

Educación para la Ciudadanía:

Adoctrinamiento progresista en los valores democráticos (véase Democracia).

Clases de Religión:

Peligrosísimo sectarismo que tiende a corromper a la juventud en los valores de la derechona y en una visión del mundo alternativa a la utopía comunista.

Ciencia:


Algo a lo que, igualmente, es preciso destinar fondos sin cuento, pero eso sí, sin esperar ni pedir resultados útiles, sino a ser posible solo hojas y hojas de estudios que remiten a otros estudios que remiten a otros estudios de alguna eminencia científica extranjera que ya hubiera hecho su labor con pulcritud en el pasado en algún otro lugar (trabajo por cierto ya obsoleto y superado por nuevos avances).

Algo que manipular para defender la causa.

Policía y Ejército:


Terrible fuerza represora en manos de la derechona. Mal necesario en manos de las fuerzas progresistas para ejercer la coerción o la defensa del Estado.

Coherencia Política:

Algo de lo que conviene presumir una vez si y otra también, pero de lo que no hay que abusar, no vaya a conllevar el mantenerse firme o marcharse.

Dinero y Poder:

Dícese de aquellas cosas que, en manos de otros, son terribles instrumentos del mal, que arrastran a la polaridad social ricos-pobres, pero en las propias son prosperidad y justicia.

Desfalco:

Eso que nunca hicimos, hacemos ni haremos, pese a la contundencia de las evidencias en nuestra contra.

PP:

Máxima expresión pública y política (pp) de la derechona nacional. Cualquier resultado positivo que esta fuerza tenga en las elecciones, es síntoma inequívoco de decadencia política y moral del pueblo, que por pusilanimidad no va a votar a su único valedero progresista, y deja el poder en manos de unos incompetentes..

La incompetencia del PP es un hecho irrefutable pese a que todos los indicadores económicos y los logros políticos digan lo contrario. Las mayorías de esta fuerza política nunca son significativas, aunque sean absolutas, dado que este partido siempre representa a una minoría, por muchos idiotas que les hayan votado bajo los efectos de su manipulación y de sus mentiras.

Guerra Civil:


Matanzas en masa organizadas por el asesino Franco y sus secuaces para destruir la pacífica y armónica II República.

Mentira:

Lo único que cabe esperar de la derechona cuando se dirige al pueblo a informarle, por muchos documentos públicos y hechos constatados probatorios de lo contrario que se presenten.

Verdad:


Cualquier mentira que salga de nuestra boca.

Manipulación:

Toda información que llega a los ciudadanos a través de los medios no afines a la progresía la sufre.

Libertad de Prensa:

Lo que cabe esperar cuando los medios de Polanco sean los únicos.

En menor grado cuando caigan Libertad Digital, la Razón y la COPE, entre otros.

Liberalismo:

AAGGGRRRRGGRRRRRRR AGGGGRRRRRRRRRRRRR

Neoliberalismo:

Lo anterior, pero con neo delante. Resultado

Neo- AAGGGRRRGGRRRRRRR AGGGGRRRRRRRRR



Continuará......

lunes, junio 13, 2005

Papá Noel y el Estado Benefactor

Es raro encontrar un adulto que crea en Papá Noel. De hecho, casi cualquier adulto al que se le pregunte por su fe en dicho personaje responde sarcástica o despectivamente: “Eso son cosas de niños”. A todo niño le llega el momento del desengaño, el día en el que alguien le comunica que Papá Noel no existe, o en el que por si mismo descubre los regalos escondidos por los padres en el altillo o en uno de los cajones del armario ropero. Entonces comprende que sus padres fueron los verdaderos suministradores de regalos e ilusiones.

Una vez llegado este momento, una vez superada esa frontera abrupta pero invisible que separa la necia ilusión de la intelección lógica de los hechos, el niño se hace, de alguna manera, más adulto, y más libre y responsable. Sabe, ya, que los regalos no surgen por generación espontánea de una fábrica mágica en un país nórdico, y que no son distribuidos a velocidades inimaginables por todos los lugares del mundo. Termina por saber que no todos los niños reciben iguales regalos, a poco que piense sobre el tema, pues los hijos de pobres no reciben lo mismo que los de los ricos.

Acaba pues, para el niño, el autoengaño inducido por sus mayores que tantas ilusiones le reportó. Pero subyace en él la sensación de que hay algo tremendamente injusto en que unos niños gocen de tanto y otros de tan poco, y en su pueril imaginación surge la idea de un estado de cosas ideal en el que todos pudiesen disfrutar de las mismas dádivas, y en el que la opulencia fuera natural. En ese estado de cosas debería existir alguna clase de Papá Noel, algún poder omnisciente y omnipotente que pudiese proveer a todos, dotar de abundancia material al mundo, y de ilusiones realizadas. Ese todopoderoso proveedor tendría la maravillosa facultad de hacer surgir de la nada todo lo necesario para el sustento e incluso el ocio de la humanidad. Ese proveedor benigno nos diría: “Pedid y se os dará”, con paternal simpatía. Pero, no existiendo, debiera al menos existir un sucedáneo, una alternativa menor, un sustitutivo aceptable. “Si no hay Dios, habrá que inventarlo”, o, traducido a lo real, a lo posibilista: “Si no hay Dios, busquemos algún ídolo dorado al que adorar, algún becerro de oro reluciente”.

Pues aunque la utopía no es más que una isla perdida en ninguna parte, una versión utilitaria y solidaria de la acción estatal podría ayudar a lograr una sociedad más justa y mejor, que si no fuera perfecta, si al menos tendiese, asintóticamente, al ideal.

E igual que el padre pudo por mucho tiempo mantener viva la sensación de ilimitadas posibilidades desde una economía doméstica ajustada, quizá el Estado podría mantener, dentro de sus posibilidades económicas, un nivel de igualdad y prosperidad razonablemente buenos. Con el tiempo quizá se revele como una simple figura de metal, brillante y valiosa en sí, pero incapaz de irradiar su riqueza, incapaz de verter su oro a raudales en las ávidas manos de sus creyentes.

Todo este planteamiento desmedidamente solidario nace de una perspectiva psicológica errónea que consiste en presumir que todos somos iguales, por lo que nuestras circunstancias no debieran ser diferentes, ni lo que recibimos. Un niño que piensa en otro niño, que es lejano, lo hace en realidad pensando en si mismo, o todo lo más en otro que conoce y que pertenece a su “círculo social”, muy cercano. Por otro lado es quizá la niñez la época en la que más iguales somos todos, pese a serlo incluso entonces bastante poco. Y es la época en que los mitos parecen más reales, entre ellos el de la igualdad, que además se observa y vive en la escuela a través de la uniformidad del aprendizaje o en la casa paterna a través de la uniformidad en la sumisión a un poder superior. Nada iguala más que la servidumbre. Y no hay mayor servidumbre que la casi total dependencia para todas las cosas de un poder superior, sea este un padre o una institución paternalista.

Consumado pues el cambio de ilusión, nuestro niño cree haber encontrado la verdadera madurez. Y hay algo en su crítica a las ideas endebles ya superadas que le convierte en algo más maduro. Empero, no se percata de que su maduración no se ha completado, y se afirma en su crítica creyendo con ello profundizar su crecimiento intelectual y moral. Tras la superación de la crisis que supuso descubrir que estaba equivocado, tuvo ante sí dos caminos, el de ahondar en la crítica de su antiguo error, incurriendo quizá con ello en errores de nuevo cuño, y el de profundizar la crítica como ejercicio intelectual y moral, empezando su crítica por la propia crítica. Tomado el primer camino, difícil es ya ir por el segundo, pues se bifurcan a partir de la encrucijada para no juntarse ya más. Para que el que opte por el camino crítico acrítico, de manifiesta parcialidad, llegar al otro sendero supone retractarse de todo lo pensado, dar marcha atrás, asumir que ha estado errando según iba caminando, que cada paso dado era un paso mal dado.

Pero es del todo evidente, al menos para el que tomó el segundo camino, de múltiples y fructíferas ramificaciones, que el primer camino solo conduce al sectarismo y a una percepción acrítica de nuevos autoengaños inducidos.

¿Será posible que después de superar la fe en un absurdo, caiga uno en la fe en otro, siendo este último de dimensiones (y repercusiones por tanto) mucho mayores?....

¿Es posible una sustitución más burda, una impostura más flagrante, una necedad más absoluta, que la de convertir a Papá Noel, por grotesca transfiguración, por metamorfosis kafkiana, en el Estado benefactor?...

Desde luego a quien se le pregunte por la fe en Papá Noel le parecerá razonable y legítimo responder, despectivamente: “Eso son cosas de niños”.

Sorprende ver que no se da la misma respuesta, ni del mismo modo, en numerosísimos casos, ante la misma pregunta formulada con un nuevo sujeto....¿cómo anda vuestra fe en el Estado benefactor?....

Muchos desearían que no hubiera un tránsito de la niñez a la madurez más allá de lo puramente biológico, que se pasara de una dependencia de los padres a otra de alguna otra figura paterna, igualmente protectora. Dicho deseo es comprensible, pues pasar de una niñez opulenta a una edad adulta donde uno debe obtener el pan con el sudor de la frente le crea complejo de Peter Pan a cualquiera. Sin embargo se jactan de haber alcanzado la madurez, de ser adultos, incapaces como son de asumir sus propias responsabilidades. Temen, como el niño en un cuarto oscuro, a mil fantasmas cuya única realidad está en su imaginación, solo que en lugar de pensar en muertos venidos del más allá lo hacen en “capitalistas salvajes”, “reaccionarios moralistas”, “derechistas prepotentes” y demás caricaturas grotescas.

Y prolongan su error infantil respecto a Papá Noel, al creer ciegamente en el Estado.

viernes, junio 10, 2005

Explotando la Identidad

Cuando buscamos similitudes y diferencias entre las personas tenemos un amplio campo en el que indagar. Según a qué se atienda, y desde que perspectiva se mire, pueden sacarse muy variadas conclusiones acerca del grado en que los seres humanos se parecen entre sí, o son distintos.

Dada la dificultad que entraña establecer siquiera un patrón fiable con el cual comparar las distintas manifestaciones del fenómeno humano, muchos han tirado la toalla en su esfuerzo por dar una explicación rigurosa al mismo, y se han entregado alegremente a la primera aproximación, al primer conato de explicación que por la cabeza les ha pasado.

Se les podría disculpar plenamente su falta de celo si se debiera a una premura por comprender, exigida por la supervivencia, en una situación límite. También se les podría disculpar parcialmente si esta se debiera a una necesidad no inmediata pero si inminente.

Sin embargo no tienen tan fácil disculpa, por su indolencia, por su pereza mental, los ociosos que ejercen de intelectuales, que despilfarran sus recursos cerebrales en perfilar teorías peregrinas asentadas sobre vulgares prejuicios.

Se ha creído siempre que solamente en la medida en la que uno se consigue librar de las cadenas que le atan a la necesidad puede pensar con claridad, ver las cosas con cierta distancia que permite una mejor perspectiva. El mito de la caverna de Platón expresa elocuentemente esta "idea". Esto, por supuesto, tiene mucho de cierto, pero es una verdad a medias. También le sucede a quien mira desde fuera que pierde la perspectiva, en lugar de ganarla, al alejarse cada vez más y más irremisiblemente del objeto observado. Así, por ejemplo, los intelectuales que juzgan con severidad a aquellos que lidian a diario con necesidades (por ejemplo empresarios, pero no únicamente) lo hacen desde el desconocimiento más vergonzoso de los rudimentos de lo que sumariamente analizan. Ironizando sobre el gran irónico, Aristófanes dedicó una obra a Sócrates titulada "las nubes". Desde entonces se dice, en el lenguaje popular, que tal o cual individuo está "en las nubes". Y no son precisamente los intelectuales los que menos flotan a esas alturas. De hecho muchas veces algunos creen que por estar en las nubes, a gran altura, es su pensamiento el que está -¡a gran altura!.

El desapego de lo real es un peligro nada desdeñable en la labor intelectual. Precisamente lo último que debería ocurrir en el desarrollo de la misma. Pero se da inevitablemente cuanto menos depende el sustento de uno de lo acertado de sus afirmaciones. Nuestro cerebro, que nos permite procesar la información articulando nuestra acción de acuerdo con fines y medios, causas y consecuencias, yerra en su función primaria cuando entra en bucles de imágenes y abstracciones que no reflejan adecuadamente las relaciones causales del universo, y que llevan a anteponer medios inadecuados a fines realizables, incluso razonables, o medios acertados para fines indeseables.

Estos procesos mentales circulares se tornan obsesiones ideológicas, y llevan a quien los tiene a crear un universo subjetivo cerrado, impermeable en alto grado a las informaciones llegadas del universo real. Tendríamos pues dos universos paralelos, el real y el mental del que interpreta este torcidamente. Estos universos paralelos no entran en colisión tan cotidiana y poderosamente para quien tiene todo lo inmediato resuelto (lo que los volvería, en el límite, uno). Así, en la medida en que las sociedades son más prósperas y mayor cantidad de individuos pueden permitirse el ocio, mayor número de esta clase de pensamientos viciados tendrán cabida en las mentes de los hombres. Y cuanto más liberado esté un individuo concreto de las cadenas de la necesidad, más susceptible será de incurrir en los errores de esta clase de operativa mental "autónoma", ajena a los hechos.

Una sociedad con una extensa y profunda división del trabajo anula la capacidad de juicio de gran parte de los individuos sobre el conjunto, que ven árboles y no se percatan del bosque, ni del ecosistema. Estos razonan con el cerebro que la evolución les dio, hace ya muchos milenios, en un entorno de sabana africana y grupos humanoides cerrados, para ese entorno de sabana africana y de grupos sociales reducidos. Pero en nuestras modernas sociedades abiertas y libres, llenas de individuos sumamente diversos, la visión de conjunto, que es tan necesaria, falta en las gentes integrantes de ese conjunto, precisamente por estar adaptadas sus mentes a grupos reducidos y relativamente homogéneos culturalmente.

A partir de estos presupuestos (mayor ocio y desvinculación de la inmediatez de la necesidad, mente adaptada a ciertos entornos...) surgen los extravíos intelectuales que dan origen a tempestuosas corrientes ideológicas provocadoras de terremotos sociales.

Una de las características más destacables de nuestro pensamiento primitivo es nuestra tendencia a ser hostil y rechazar al extraño y a confraternizar y abrazar al conocido. Extrañamos, además, al distinto, y buscamos conocer al parecido. Dadas las dificultades que entraña, en las complejas sociedades modernas, con múltiples encuentros impersonales, el distinguir a los que se parezcan más a nosotros de los que difieran más, se hace imprescindible algún expediente mental que nos permita clasificar con agilidad y un grado de aproximación suficiente.

Porque conocer es una labor que exige un concienzudo análisis -que raramente tenemos ocasión o ganas de realizar- pero guiarse por apariencias externas presuntamente indicadoras del tipo humano que se trata, es algo fácil y rápido. Así, nuestra visión de los demás se vuelve superficial, por un lado, y por el otro nosotros mismos nos volvemos tanto más superficiales cuanto más procuramos adaptar nuestra imagen externa a la idea de nosotros que deseamos transmitir.

La cuestión de la "identidad" no es pues algo que puede ser dejado de lado, sin más, como una irracionalidad de la plebe. Y si se hace uno se expone a las consecuencias que dicho abandono podría tener para la comprensión del fenómeno y la posible solución de los problemas que causa.

Porque causa problemas, y muy graves, cuando se transforma en política. La metamorfosis que transforma los juicios de valor superficiales de individuos ignorantes en Leviatán gubernamental de arbitrarias veleidades, no es un milagro que sucede, como el nacimiento del Fénix, una vez cada mil años. Se trata, más bien, de una recurrencia histórica que acontece en breves intervalos de tiempo, trastornándolo todo.

No se puede decir que no se haya avanzado en la correcta comprensión de los fenómenos sociales, y que esto último no haya tenido resultados tangibles y positivos. Las modernas democracias liberales, tras pasar por la odisea totalitaria del siglo XX, parecen hoy más firmes que nunca, sustentadas por una cada vez más preponderante corriente de opinión liberal. Sin embargo siguen anidando en la opinión popular, y siguen siendo fomentados desde los medios, los prejuicios que hacen viable la toma de poder por parte de demagogos sin escrúpulos.

Los perversos maquiavelos cuyos utópicos fines justifican como medios desde la propaganda más falaz hasta el asesinato o la extorsión o el robo, o el tráfico de influencias o la dependencia de la justicia o....etc etc, explotan sin descanso el filón inagotable del sentimiento de identidad de las gentes comunes. Ellos carecen de los principios y valores que hacen posible la sociedad libre, más no siempre por ignorarlos. Pueden también conocer estos valores y principios, y, pese a todo, escamotearlos deliberadamente para perseguir los fines que a ellos les parecen mejores para si mismos y su clan de interesados, aunque sepan que con ello perjudican a la mayor parte de sus conciudadanos.

Explotando la identidad pudo Marx aglutinar a variadas gentes, cuyo único punto común era trabajar por cuenta ajena, bajo el estandarte único del socialismo. Hitler apeló a una difusa raza aria -de la que él visiblemente no formaba parte- para construir su Tercer Reich. Muchos nacionalismos modernos rebuscan en las tradiciones de un determinado territorio, aún las más marginales, y las compendian en un alegato político poco menos que incomprensible.

La identidad puede establecerse, conceptualmente, a varios niveles:

El más amplio es el nivel en que dicha identidad abarca a todo el género humano. Cuando alguien experimenta esta clase de identificación está expuesto a caer en el error del "amor universal", o la "omnicomprensión" (que consiste en convencerse de que uno lo comprende todo, u obligarse a intentarlo, al menos), u otras extravagancias debilitadoras del juicio y de la acción. Esto sucede en algunas manifestaciones religiosas poco estructuradas y en el pacifismo a ultranza, por ejemplo.

A un nivel menos amplio, puede dividirse la sociedad humana en unos pocos grandes grupos, y considerar que uno forma parte de uno de ellos. Las ideas Marxistas iban por ahí. Hay patricios y plebeyos, amos y siervos, explotadores y explotados, empresarios y trabajadores, maestros y alumnos....etc. Estas ideas son transnacionales, y, como tales, pueden llegar a cualquier lugar del mundo, a cualquier sociedad, pues es la sociedad humana misma (tome la forma superficial que tome) la que, en esencia, está dividida en dos o tres grupos, generalmente antagónicos.

En otro nivel más cerrado podemos dividir la sociedad humana en razas, como hizo Hitler. O en quienes profesan una religión y quienes no lo hacen, como por ejemplo hace el Islam. También en naciones y pueblos, que no necesariamente tienen su base en la raza o religión. Estos pueblos son etnias, esto es, culturalmente diferenciados y amantes de esta diferencia. De esto tenemos ejemplo en multitud de nacionalismos excluyentes, de los que en España no faltan casos reseñables.

También, en el nivel más pobre, tenemos identidades en equipos de fútbol, asociaciones de diversa índole, profesiones, artes.....algunas transnacionales y otras de carácter más local.

Y sin duda siempre habrá personas dispuestas a continuar, en todos estos niveles, explotando la identidad.