Leo en el ABC de hoy un artículo de Valentín Puig en el que cita otro de Natalio Botana sobre la moderación en la política.
http://www.abc.es/opinion/index.asp?ff=20051216&idn=1013027590078
Botana habla de la Argentina pero, haciendo abstracción de los políticos que nombra, podríamos pensar que se refiere a España.
http://www.lanacion.com.ar/opinion/Nota.asp?nota_id=764871
Cuando el PP estaba en el gobierno se le acusaba de crispar con sus actuaciones, con sus declaraciones, con sus andanadas a la oposición. Siempre era el PP el que crispaba y el que se encargaba de criminalizar a quienes no estaban de acuerdo con él. Pasado el PP a la oposición, nos encontramos con que sigue de crispador. Su oposición a las acciones del gobierno –algo consustancial al status en el que están- se consideran altamente crispantes.
¿Quién crispa ahora y por qué?
Cito a Botana aplicándolo a nuestro gobierno:
“No creo que haya que dar muchas vueltas para advertir el carácter polarizante de este gobierno.”
No, desde luego. Toda su política –excepción, quizá, de la económica- ha estado y está hecha con la intención de polarizar. Me queda la duda de si es así porque necesita contentar a su socio principal, ERC, a quien Sartori, supongo, no dudaría en definir como partido antisistema, o porque nace de una convicción profunda de Zapatero.
Sea como sea, viene al pelo otro párrafo del artículo de Botana:
“En esta suma de conflictos el Gobierno es, sin duda, un polo dominante, frente al cual no parece que se alzase la silueta de una oposición moderada, sino un remolino de cuestionamientos cuya dureza –de palabra o de acción– es proporcional a la que proviene de las filas gubernamentales.”
No puede ser menos. Ante la política polarizante del este gobierno, a la oposición no le queda otro remedio que llamar a las cosas por su nombre y no hay mas que una oposición, todos los demás grupos que no gobiernan, están ahí, esperando arrimarse un poco al pesebre.
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Muchas gracias a Nomotheta por invitarme a este blog. Se habrá roto el monopolio pero no te haré la competencia ni en la longitud, ni en la profundidad de mis comentarios.
2 comentarios:
ZP, que se presenta como rojo, ha demostrado ser un radical y un guerracivilista.
Creo que las ideas (o ideologías) equivocadas son las que llevan a la inmoderación, a los excesos. Y por ello veo en el socialismo -en sus distintas formas, incluídas las que se consideran no socialistas-, esto es, en la estatolatría y el racionalismo de mira estrecha -ese que cree estar más allá del bien y del mal a un tiempo que practica el maniqueismo más simplón, ese cuyos fines justifican siempre sus medios- la fuente de todas las radicalidades políticas.
Por ello me resulta ininteligible el centro del que habla Botana, salvo que se refiera a lo que algunos llaman, en un exceso dialéctico muy dialéctico marxista,ultraderecha.
ZP "proclama la inevitabilidad de una reparación histórica" y nos lleva de cabeza a la "demolición institucional...lleva al país a un callejón sin salida".
Buen post, Romero.
Una de las mentiras que más se repite y que más fácilmente nos creemos es la de que no hay cambios en la economía, pese a que en otras parcelas de la sociedad se produzcan incluso terremotos. Existe una muy arraigada tendencia psicológica a creer que la economía es algo que puede transcurrir paralelamente a la marcha de la sociedad sin apenas afectar o verse afectada por esta. Lo cierto es justo lo contrario. El problema y el error estriba en que confundimos una categoría mental abstracta cuyo carácter es instrumental con una realidad externa e independiente con vida propia. La economía, como tal, no existe. Pero este es un asunto que excede lo tratado aquí.
Los instrumentos técnicos y jurídicos en manos de economístas y abogados se han perfeccionado a un tiempo que la sociedad ha ganado en complejidad, profundidad y flexibilidad. Los primeros pueden ahora mejor crear, y la última soportar todas las pequeñas exacciones estatales que constituyen el socialismo moderno. Pero el equilibrio es siempre precario. La gallina de los huevos de oro puede morir si pretendemos sacar de ella más de lo que su naturaleza permite dar.
Pensemos si no en las recientes huelgas, que muchos interpretan en clave de conflictos sociales cuando deben ser, indudablemente, interpretados desde la óptica económica. La subida de impuestos indirectos sobre los hidrocarburos afecta a los costes de muchos sectores (pescadores, agricultores, transportistas...) que ya de por sí andan ajustados. La situación actual no se puede achacar, o al menos no en exclusiva, al aumento de los precios del petróleo.
Pero la subida de la presión fiscal es algo impepinable cuando el gobierno de la nación busca objetivos tales como incrementar notablemente la partida de educación (cosa que ZP quiere hacer, y ha anunciado que va a hacer, y para la que ha pedido a su gobierno manos libres, con bobería solemne).
Un bobo solemne, si, eso es ZP, sobre el Mazinger Z del inmenso y poderoso aparato estatal.
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