“Suelen denominarse mitos los relatos inspiradores de sentimientos y conductas religiosas o éticas, que también refuerzan la identidad comunitaria. Deben de responder a una necesidad psicológica , porque incluso las ideologías antirreligiosas producen sus mitos, piénsese en el “buen salvaje” o el “proletariado”, con su cortejo de relatos más o menos históricos o literarios, que fundan la adhesión a ellas”.
Así define Pío Moa los mitos al comienzo de su interesante y desmitificadora obra sobre los mitos de la guerra civil.
No es difícil percatarse de que hoy en día todos los mitos políticos son de izquierdas. El pensamiento político de izquierdas es el pensamiento mítico llevado a los asuntos generales.
Para simplificación y mito, sobre la guerra civil y posteriores, tenemos los de Super López Aguililla, Ministro de Injusticia del Prisoe.
Ayer leí una entrevista hecha para Muy interesante Especial, a un Catedrático de Filología Griega, un tal Carlos García Gual, hombre muy entendido en mitología.
Su definición de mito, con la que empieza a responder las preguntas del entrevistador, es la siguiente:
“El concepto de mito aparece mucho en los medios de comunicación, lo que hace que se utilice con bastantes sentidos y, a veces, con significados un tanto oscuros. En algunas ocasiones, mito se opone a realidad. En otras, se aplica a algunos personajes que tienen una cierta aureola, como ha ocurrido con el Papa Juan Pablo II, considerado ya un mito. Pero los mitos por excelencia, los clásicos y literarios, podrían definirse como narraciones tradicionales, memorables, que cuentan sucesos extraordinarios de personajes sobresalientes acaecidos en un tiempo prestigioso y lejano”.
Voy avanzando a lo largo de la entrevista y encuentro razonable lo que dice, pero más adelante, de pronto, me encuentro lo siguiente:
Pregunta el entrevistador: “¿Y qué me dice de Superman (como mito)?”.
A lo que él responde: “Pues que es un individuo muy vulgar. Es una especie de superbombero que trata de remediar las catástrofes, pero que en el fondo es un tipo de lo más conservador, siempre al servicio del orden constituido y contra cualquier revolucionario que pretenda alterarlo. En ese sentido, Superman representa la ideología americana más conservadora y más reaccionaria. Es un mediocre forzudo y volador. Es mucho más lista su novia que él”.
Primera apreciación claramente política, y típicamente mitificadora, de corte, como es natural, izquierdista. El mito del antiamericanismo disfrazado de sabiduría sobre mitos.
Los conservadores son reaccionarios, y tontos, al menos comparados con sus novias (que imaginamos serán “demócratas”).
Mejor la versión española del héroe volador: Superlópez. Y además que sea un aguililla, y no un estúpido conservador.
Después, hablando del denominado por él “más moderno de los héroes griegos”, dice el interfecto: “Ulises podría estar representado a veces por esas figuras del tercer mundo que desean volver a su pequeña Ítaca tras vivir su odisea en una Europa rica, pero bastante dura e inhumana”.
Mitología tercermundista disfrazada de conocimientos sobre mitología.
¡Pobres los del tercer mundo! ¡Qué malos los occidentales!...pero ay, lo mejor es el retorno a la Ítaca particular, de la que salieron corriendo o nadando despavoridos huyendo del hambre, la inseguridad y la precariedad de todo tipo, y no como Ulises, embarcado muy a su pesar hacia una guerra lejana por voluntad del primero de los griegos de entonces, teniendo que abandonar a su Penélope y a su Telémaco.
Sobre lo que sería el héroe de nuestro tiempo, el entrevistador le pregunta, en dos partes, si sería “un superviviente, un héroe lúcido e irónico”, y García Gual responde: “Creo que todavía podemos atisbar un cierto reflejo heroico en ese personaje viejo, muy digno y solitario, maltratado por la sociedad, como el vaquero crepuscular de algunas películas. O en el detective escéptico y sufrido de algunas novelas negras americanas. Es un personaje irónico porque sabe que no le van a dar medallas. Alguien que sigue luchado por mantener la honestidad, a pesar de saber que los poderes financieros, los medios de masas y los políticos que dirigen el mundo están corrompidos”.
¡Cómo no! ¡Faltaría más! El mito del capitalismo corruptor encubierto por la sombra de un personaje irrelevante heroificado que se enfrenta a él sin éxito, como un auténtico perdedor. Ese es el referente moral e intelectual, para Gual y para Sabina, claro.
Más adelante, refiriéndose a los mitos Artúricos, aprovecha para decir: “Todos esos aspectos (de los mitos) todavía siguen siendo muy atractivos para nosotros que vivimos en un mundo tremendamente gris, masificado y dominado por la rutina, la burocracia y las máquinas”.
Pobre Gual, que vive en ese mundo demente. Mira él, nostálgico, hacia una Edad de Oro mítica (como no podía ser de otra forma). Dado que el capitalismo es perverso hay que remontarse hasta las lejanas (y perdidas en las brumas) eras heroicas, aunque estas estén elaboradas a partir de elementos tomados de la Edad Media, período oscuro y terrible. La prosperidad, la abundancia, la libertad, la seguridad, el bienestar ...etc etc de los que nos ha provisto el capitalismo son mirados por encima, como si fueran cosa natural en todo tiempo y lugar, como fruta del árbol del Edén, siempre disponible, y se pierde la mirada insatisfecha en horizontes luminosos pero etéreos, y falsos.
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