miércoles, julio 20, 2005

Judo Moral Desde los Principios

Bush recibe a Rajoy, pero no a ZP, al que ni siquiera coge el teléfono. Y es que la Unión Demócrata Internacional no es una Alianza de Civilizaciones, sino, en todo caso, una alianza entre individuos civilizados, representantes únicos de la civilización.

No es posible civilización sin personas civilizadas, ni relación entre distintas civilizaciones sin que en ellas hayan “aliados normales”, esto es, personas que en representación de sus respectivas unidades políticas y sociales tengan y pongan en común “unos determinados principios y una serie de valores”.

Los principios que hacen posible las civilizaciones son iguales para todos. Ni el clima, ni la orografía, ni la época, ni las convenciones culturales generalmente aceptadas cambian este inapelable hecho. Relativizar culturalmente solo puede conducir a aprobar comportamientos bárbaros, contrarios a la Civilización entendida como fenómeno humano característico.

Seguir esa “extraña política con amigos como el Presidente de Venezuela que, sin duda alguna es un peligro para la región con unas extrañas relaciones con Cuba” es pretender equiparar los comportamientos políticos destructivos y autodestructivos con los que promueven la prosperidad y la libertad.

Rajoy ha hecho uso de una técnica tradicionalmente utilizada por las izquierdas para desmontar a sus adversarios, y que tan buen resultado está dando ahora a la derecha liberal: el judo moral.

Este judo moral, al que Kundera dio forma poética, consiste en poner al adversario político ante la difícil tesitura de elegir entre dar la razón a un contrario o negársela, quedando con ello como un perverso.

Quien lo practica lo hace proponiendo cosas difíciles de aceptar, por de quien vienen o por lo que suponen en esencia, pero en apariencia muy buenas, por sus teóricos resultados sobre la sociedad.

Por ejemplo ZP lo hizo al proponer el Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo, que ahora incumple.

Pero la izquierda lo viene haciendo desde sus orígenes, pues al tomar el testigo de la demagogia clásica en nuestros tiempos modernos, propone sin descanso medidas y proyectos que, aseguran, crearían enormes riquezas y felicidad a todos, y cuyo rechazo supone desear la pobreza y la desdicha de la gente.

Rajoy es más hábil y más noble que ZP, lo que convierte su astucia en algo muy alejado de las taimadas tretas de la secta progresista.

Se ofrece, Rajoy, a mediar entre el Gobierno ZP y el Gobierno Bush para “ayudar a que mejore nuestra política exterior”.

El PSOE puede rechazar esa mediación, con lo que pondría de manifiesto su escasa voluntad de reconciliación con el Eje del Bien, y su adhesión incondicional al del Mal. Y podría –cosa harto improbable- aceptarla, con lo que aceptaría implícitamente lo erróneo de su política exterior hasta el momento, dando con ello la razón a los populares, y elevando la categoría de estos desde la de opositores a la de interlocutores oficiales con el país más poderoso del mundo.

No nos llamemos a engaño. El PSOE jamás podría aceptar la mediación de Rajoy, ni su apoyo, ni su ayuda.

En este sentido son ilustrativas las palabras de Ibarra: “si tengo que elegir, fíjese lo que le digo, entre Carod Rovira y Jiménez Losantos me quedo, muy a su pesar, con Carod Rovira, porque cada vez que me alinean con estos fachas, se me revuelve el estómago”. Como dice Libertad Digital: “lo de fachas iba también por Acebes”.

Así pues, los social-listos prefieren a un político radical en cuyo programa e intenciones está acabar con el Estado (y no precisamente como lo haría un liberal, sino con más Estado, pero Catalán), a un periodista cuyo único poder es su carisma, no siendo electo más que por el voto silencioso de quienes le escuchan y leen, y que lo único que pretende es un gobierno liberal y unas instituciones sólidas.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Quizá sería interesante hacer una definición del término "facha" porque a fuerza de usado acaba como esas lumis de 50 años. Si un día uno es un facha, y al siguiente no, pero a los dos días vuelve a serlo estamos ante un problema de inseguridad lingüística.

Yo me voy a atrever ofreciendo la definición. Facha: dícese de aquél que no profesa la incondicional adhesión al Evangelio difundido por Polanco y zETAp.

Un saludo.

Nomotheta dijo...

Me parece una muy buena definición. Se ajusta por completo a la realidad.

Anónimo dijo...

Jejeje, gracias.

Huber dijo...

Definición alternativa:

"Facha" es en España, lo que "racista" es en el mundo anglosajón: lo que le dice un izquierdista a la persona que le va ganando una discusión.

No es mio, por desgracia:

"The modern definition of a racist: someone who is winning an argument with a liberal." Peter Brimelow, Alien Nation [1996]

Naturalmente ese "liberal" no va por nosotros sino por los progres.

Anónimo dijo...

Poco a poco vamos dando un significado a la palabra "fatxa", jeje. A ver si entre todos conseguimos una buena definición.

Anónimo dijo...

La lentitud ha sido uno de los libros que más he disfrutado :)

Y hoy lo recordé aquí leyendo eso acerca del judo moral.

Nomotheta dijo...

Comparto el gusto por la lentitud, y por Kundera.