Había un buen circo montado alrededor de ella. Pero ha pasado un huracán y se ha llevado –al menos por un tiempo- la actualidad informativa a otra parte. La señora sigue sin hijo pero la izquierda internacional tiene ahora 10.000 cadáveres por los que plañir, todo un genocidio que inventar.
Supongo que ninguno de esos que gemían alrededor de esa mujer, ni ella tampoco, se pararon a pensar nunca que el hijo era un militar profesional.
¿Qué es el ejército, una ONG, como decía irónicamente Rajoy que no era, o un conjunto de personas que han de entrenarse permanentemente para entrar en acción sin hacerlo nunca, ni siquiera cuando es necesario?. ¿Es el ejército un lugar donde practicar juegos de guerra, artes marciales, gimnasia intensa, una especie de Paintball esforzado?. ¿Debe el ejército ser un recurso ocioso en un mundo en el que el terrorismo perpetra masacres multitudinarias como la del 11-S, el 11-M o el 7-J?.
Eso sería lo ideal, claro está. Que no hiciera falta. Que solo fuese disuasorio. Aunque hoy en día no cabe la disuasión, porque el enemigo QUIERE morir.
Y aunque uno no quiera morir, protestar porque alguien muera en un trabajo en cuyo desempeño morir es una posibilidad que uno nunca debe descartar me parece de una incoherencia inigualable.
Quizá la mujer perdió la cabeza por el dolor que la embargaba. O quizá ya la tenía perdida antes, como nuestra Pilar Manjón, que llegaba ya adoctrinada por años de sectarismo fiel a la tribuna de lloradores.
2 comentarios:
Y no solo es un héroe para su país, si no también para Europa, aunque el antiamericanismo de aquí impida a tantos percatarse de ello.
Porque, como decía Kagan en su obra "Poder y Debilidad", el podería militar Estadounidense es un paraguas protector para esta Europa instalada en un posmodernismo indolente.
Los tontos americanitos mueren para defender la paz y la libertad en el mundo y en Europa se les critica desde la inoperancia y la divagación estéril.
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