jueves, septiembre 29, 2005

¡Vaya, Vaya! ¡Aquí no hay Valla!

O vienen bienes o vienen gentes. Esa es la alternativa. Cuanto más alta es la barrera arancelaria más baja resulta la física, por muy alta que materialmente sea. Esa relación inversa es inexorable. El ingenio humano siempre encontrará camino para abrirse paso si la muerte no le pone freno. Todo lo que no mata nos hace más fuertes, y más atrevidos. Y donde no hay libertad los déspotas saben muy bien como organizar los éxodos o los genocidios.

Este último éxodo lleva camino de convertirse en sutil genocidio. Masas desesperadas se agolpan en la puerta de entrada cerrada del paraíso de los papeles en regla, que es el puente dorado a todos los paraísos. Golpe de efecto llamada de un socialismo de solidaridad siempre tartufa. El efecto de esa causa es que ahora los que llaman a golpes a la puerta blindada son ellos, los llamados. La Caldera resuena porque no tiene nada dentro. A los mendigos del mundo... ¡calderilla!.

Los outsiders africanos aspiran a ser insiders de un Estado del Bienestar que se colapsará bajo su enorme peso numérico.

Saltando apenas 6 metros de altura, tras una odisea africana, se pasa del tercer al primer mundo, de apátrida arruinado por las mafias locales y nacionales a ciudadano europeo con inciertas posibilidades de prosperar, del infierno dantesco de la esclavitud al séptimo cielo de la oportunidad. Y con la ayuda del autócrata codicioso, jefe de todos los padrinos, quizá tengan los buscadores de la nueva Atlántida una escalera, stairway to heaven......camino de rosas con espinas, que son las de la corona del crucificado, Rey de los desheredados, que subió al tercer día.

Para él los últimos eran los primeros, donde él fue.

Hoy y aquí, o entre aquí y allí si de fronteras hablamos, las escaleras al cielo han sido solo para los creyentes en ese u otro profeta posterior, que sueñan la vida eterna, que es el sueño eterno.

Cuatro de ellos (no sabemos si creyentes en Occidente o en Dios) han podido catar la tierra del "paraíso en la tierra", mientras eran aplastados por los que les acompañaban, que utilizaron sus cuerpos de puente o de tobogán. No había de seguro en ello nada personal, solo el afán humano por salir adelante por encima de lo que sea, animado o inanimado. No existiendo en sus lugares de origen las condiciones para desarrollar actividades productivas, no habiendo ley ni propiedad, cogen los anónimos subsaharianos sus cuerpos, propiedad única, y los utilizan de frágil ariete contra los sólidos muros elevados por la ley extranjera, que sueñan sea la suya.

Podemos sentir lástima, pero debemos mirar con más atención que en ningún otro asunto humano a la causa, cuando del drama desnudo, sin máscaras griegas, se trata.

Y debemos buscar soluciones que perjudiquen a unos pocos ahora y beneficien a todos a medio plazo, y no dejarnos obnubilar por las mamarrachadas demagógicas de los que ponen, al lado de un mal muy grande, propuestas de solución muy grandes.....si bien tan grandes como ineficaces y prolongadoras de la agonía.

Los cuidados paliativos solamente se aplican cuando el enfermo no tiene remedio. Y todos sabemos que las recuperaciones son muy duras.

¿Aprenderán esto nuestros ilustres poco ilustrados?.

¡Anda ZP, bájate de la nube de la Alianza Civilizacional y de la lucha contra la pobreza y mira lo que hacen tus amigos del sur con la carne humana y tus amigos del norte con la protección agraria!.

Claro que a lo mejor las fronteras que deseas son las de ninguna parte, y por eso te estás cargando España.

Si, ZP, Utopía significa “ninguna parte”. Y cuando bajes de tus alturas blandas te encontrarás con el duro suelo, muro intraspasable, y las fronteras abundarán por doquier, porque otros a los que llamabas amigos las habrán levantado para impedirte pasar...a su “alguna parte”.

No hay comentarios: