Escribe Carlos Pérez Uralde en “El Correo Digital”:
“El golpe de Estado militar perpetrado por el general Pinochet y sus mariachis sanguinarios el 11 de septiembre de 1973 contra el Gobierno del doctor Salvador Allende fue mucho más que la típica asonada tan habitual en el cono sur de América. En realidad fue un golpe dirigido contra toda la izquierda mundial, una especie de advertencia implacable con diseño típicamente yanqui. A partir del bombardeo demoledor del Palacio de La Moneda y del asesinato o suicidio inducido del presidente Allende se desarrolló un proceso de represión política sin precedentes que costó la vida a miles de ciudadanos, la tortura a otros tantos, el exilio a la gente de izquierda que quedaba después de la masacre y a un fenómeno perfectamente previsto por el Departamento de Estado con el cínico señor Kissinger a la cabeza: la paralización de los procesos de renovación política encabezados por los partidos socialistas y comunistas en todo el mundo occidental.Apenas unos meses después del terrible escarmiento llevado a cabo por el Ejército chileno, las fuerzas de la izquierda parlamentaria de Occidente iniciaron un proceso de desguace táctico e ideológico que convirtió al viejo león en un gatito manso. Desde el otrora poderoso Partido Comunista italiano hasta los virajes estratégicos del PCE, pasando por la lenta descomposición de la organización comunista francesa, la izquierda vio las orejas al malvado lobo y se convirtió en la pálida socialdemocracia que es ahora. Fue una jugada maestra de los golpistas chilenos y de sus mentores del norte. Detrás de la transformación de la izquierda no había nada más que miedo genuino. Dejo a los sesudos analistas sacar conclusiones del fenómeno y dictar si la vieja izquierda se suicidó como tal o entre todos la mataron y ella sola se murió.De todo aquel desastre yo me quedo con el nombre irrepetible de Salvador Allende Gossens como símbolo de lo que pudo ser y no fue. Tengo un recuerdo nítido de aquel 11 de septiembre y no lo olvidaré nunca, aunque para muchos sea ya pura arqueología política. Recuerdo algunos titulares de periódico que hablaban de la muerte del 'dictador comunista' y recuerdo a más de un flamante demócrata de hoy mintiendo en letra impresa sobre la personalidad y la obra de aquel médico que salió a pelear contra los militares con un casco en la cabeza y la metralleta que le regaló Fidel Castro el día de la toma de posesión. Todos los años por estas fechas escribo un artículo como éste, quizá para renovar mi memoria personal, como si hiciera falta”.
El 11 de Septiembre de Pérez Uralde es el de el golpe de Estado de Pinochet. Probablemente para él no haya habido otros (golpes de Estado, 11 de Septiembre). Es más, su 11-S supuso el comienzo del fin para el socialismo mundial, según el mismo sostiene, algo realmente significativo si fuera cierto.
El “general” es enfrentado al “doctor”, la fuerza a la sabiduría, gana la primera pero prevalece por siempre jamás en el recuerdo la segunda. La nostalgia de los totalitarismos socialistas olvida unos cien millones de muertos o así. El “León” mentado devoró a los que quedaron dentro de su territorio, dentro, será mejor decirlo así, de su jaula. Pero da igual, lo que importa es la nostalgia en sí, el sentimiento, la fe en un mañana maravilloso que se ha quedado en monstruoso ayer.
Los implacable Yankis lograron (tiempo después, Reagan mediante) ganar la guerra fría, que como tal guerra tenía dos partes enfrentadas. Pero según la descripción de los hechos arriba transcrita parece como si un gigante calculador y perverso hubiera pisado una frágil y trémula rosa. Ninguna falta le hubiera hecho el cálculo de poder avasallar, y su perversidad se habría visto necesariamente modulada por el diálogo inevitable con un adversario suficientemente fuerte.
Tampoco hubo procesos endógenos, parece ser. En Europa no tuvo peso alguno la opinión pública autóctona, ni ningún otro factor económico o sociológico propio. Nuestros partidos socialistas y comunistas se derrumbaron porque en Chile ganó Kissinger. En los países en los que se practicaba el socialismo real no hubo estrepitoso fracaso económico ni matanzas de sectores enteros de la sociedad que pudiesen provocar el colapso. Los complejos procesos sociales acaecidos durante años en gran parte del mundo se podrían pues fácilmente reducir a una ecuación sociológica. Igual que los físicos tienen su E=mc2, los politólogos tendrían su: Kissinger= derrumbe del comunismo y el socialismo mundiales. ¡JA!.
Sin duda que Kissinger influyó. Y muchos otros, la mayor parte de ellos anónimos, y....¡ciudadanos del paraíso socialista!.
Recuerdo, pensando en retrocesos de la izquierda de los 70, el caso español. Nuestro lobo con piel de cordero Carrillo hacía el payaso paseándose y haciéndose grabar clandestinamente por Madrid, y soñaba con encontrar a través de Ceausescu algún contacto útil para lograr la legalización de su partido, de tan pésimo recuerdo.
En esas circunstancias, y dado que el comunismo fracasaba en todas partes, se sumó a la iniciativa del comunismo italiano con el eurocomunismo (claro que en Italia ya hacía un tiempo que el comunismo era más nominal que real).
Felipe González se dio cuenta, por si mismo, de que la fórmula marxista era un fraude. Optó por el fraude desnudo, sin ideología, y así fueron sus gobiernos de pelotazos.
En Europa la izquierda se transformaba a golpe de puñal suicida y romántico, como Catón el menor, o entre todos matada como César, en una farsa mitigada por la realidad.
La cosa es que la República Socialista ella sola se murió, por sus “contradicciones” internas, esas que Marx quiso ver en el Capitalismo.
El regalo de Castro a Allende es todo un símbolo: una metralleta. Pues solo con ella puede mantenerse en pie el aparato de represión, robo y propaganda de la sociedad comunista.
Si Hitler hizo jabones con los judíos, los chinos hacen cosméticos con sus ejecutados (de "raza" propia). Y el comunismo sigue despertando nostalgias.
4 comentarios:
En Chile se dio un fenómeno que apunto en mi siguiente post: el desarrollo económico llamó al democrático.
Con Allende hubieran ido por la "vía chilena al socialismo", y la izquierda internacional tendría que tragar con un capítulo extra en el libro negro del comunismo.
¿TIENE ZP UNA PELÍCULA?
El golpe de estado no fue mas que la recuperación del poder perdido por parte de los YANKIES y de la ELITE Económica que hasta hoy en dia acapara alrededor del 80% del ingreso nacional siendo una minoría. Tenemos senadores y diputados ex ministros o hijos de funcionarios de la dictadura los cuales se preocupan de velar por los intereses de la ELITE Economica, no les intereza la ecología, no les interezan los trabajadores solo el dinero.
Con respecto a Cuba pienso que el comunismo es un sistema que se olvido de la democracia pero hay que tomar en cuenta que cuba viene de la miseria mucho antes de la revolución con los monocultivos de remolacha asi ke no creo que economicamente estubieran mucho mejor con un sistema de libre mercado.
Te leo, Chileno, y pienso en Lenin.
No sé por qué.
O quizá si.
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