Este sábado por la mañana me levanté temprano y puse la 2 de Televisión Española. Había en ese momento un programa hecho por la UNED (la Universidad de Educación a Distancia). Como por lo general me suelen gustar los programas culturales decidí prestar atención para ver si el de ese día a esa hora era de mi interés.
Aparecía un señor de pelo y barba grisáceos, con aspecto levemente bohemio, hablando sobre la importancia de que Europa representase una alternativa a EEUU. Decía el señor que era preciso un mundo más multipolar frente a la unipolaridad vigente, y que pese a que el proyecto europeo era en cierto modo artificial, por no haber una lengua y algunos aspectos culturales importantes comunes, había que continuar con él para fortalecer Europa, dado que esto era un paso fundamental hacia una mayor espiritualidad humana, algo así como la entrada en una etapa superior en el desarrollo de la humanidad. Esta elevación no debía confundirse con la expresada por Hegel en su filosofía, aclaraba el bohemio.
La cosa era, para este señor, tan sencilla como acabar de una vez con el conformismo que nos venía impuesto desde la influencia omnipresente del poder cultural Estadounidense.
Y ponía el susodicho el ejemplo, supuestamente digno de emulación, de Lulla y ZP, como gobernantes no dispuestos a dejarse alinear por los EEUU.
Según avanzó el programa me enteré de que el tal señor se llamaba Gianni Vattimo y que era filósofo, además de miembro del partido comunista italiano.
En el otro lado del espectro político nos encontramos con Franz Schönhuber, un candidato de Dresde de un partido de ultraderecha (NPD) a las elecciones alemanas.
La muerte de su predecesora en la candidatura ha retrasado en Dresde las elecciones. Ahora Merkel y Schröder esperan al recuento de las papeletas en este lugar, aunque sin esperanzas de grandes cambios en el inestable status quo que ha dejado la jornada electoral del domingo.
Durante la campaña se han estado lanzando a la cara el uno al otro los “recortes” que hay que hacer. Ninguno quería dar la sensación de tener entre manos un ambicioso plan de reducción del Estado a través de un progresivo desmantelamiento del Estado del Bienestar. Y ambos lo deben tener, pues la situación alemana es ya insostenible. Desde luego no tan terrible como la que siguió a la 1ª y a la 2ª Guerra Mundial. En el primer caso la socialdemocracia light, el comunismo revolucionario y el militarismo imperante llevaron a una nueva conflagración mundial. En el segundo Adenauer y Erhard sacaron adelante la mitad de país que les quedó y lo convirtieron en poco tiempo en una de las principales potencias económicas mundiales, mientras la otra mitad de Alemania pasaba de un totalitarismo a otro, y alcanzaba altas cotas...de pobreza y esclavitud.
El Estado del bienestar alemán está especialmente tocado por el tremendísimo gasto que
ha supuesto la política social de la reunificación.
La situación, a día de hoy, se podría reflejar muy bien en números. En grandes trazas la cosa está así: una población de 80 y pico millones con treinta y pico trabajando y el resto viviendo a su costa. De ellos 5 millones de parados. Ni más ni menos.
Así que ni Merkel ni Schröder tienen valor para decirle a sus potenciales votantes que van a retirarles o reducirles sus ventajas sociales, especialmente cuando de 80 hay entre 40 y 50 que las tienen. Y ello por no hablar del tipo de gestión empresarial que impera allí en las grandes empresas.
Por razones obvias es de esperar de una democristiana algún recorte más que de un socialista, sobre todo si está aliada con los liberales. Aunque por desgracia las cosas no siempre son tan claras, y habrá que esperar acontecimientos.
Sea como sea, y gobierne la coalición que gobierne, van a tener que recortar gastos, pues el futuro de Alemania depende de ello, y si es o debiera ser Alemania, como se dice, el motor de Europa, se hace del todo necesario que ejerza activamente como tal. De esta forma podrá Europa llegar a ser una “alternativa” al poder de EEUU, si es que tiene sentido plantearse las cosas en dichos términos. Pues oponiéndose a él por sistema en política exterior y practicando el Estatalismo socialdemócrata y “verde” en el interior no es como los alemanes van a tirar del carro europeo. Aunque supongo que Vattimo creerá que esa clase de política suponen idealismo, ruptura espiritual con el conformismo y triunfo de la razón en la historia.
La palabrería filosófica de Vattimo y los que como Vattimo “piensan” es la clase de discurso vacío que, traducido a la acción, lleva a gobiernos, Estados y modelos fracasados como el Alemán. Y sus ansias paneuropeas son artificiales no por la diversidad cultural de los pueblos de Europa, sino por la homogeneidad política que pretenden imponernos, verdadera cantera de conformismos subvencionados y seguro camino hacia una merecida unipolaridad Estadounidense.
3 comentarios:
Los izquierdistas europeos rezuman un antiamericanismo que no se lo quitan de encima ni a la de trés.
De lo único que son ejemplo Lula y ZP es del arte del populismo y la demagogia. Ni en la Grecia clásica, vamos.
Pues eso es lo que la 2 nos ofrece en sus programas "universitarios".
Uno no sabe cuanta parte de esa bazofia es debida al ambiente progre de la universidad "a distancia" (de la realidad, será) y cuanta lo es a la selección de contenidos de la cadena estatal.
¡Porque anda que no habrá eminencias hoy en día en el mundo académico e intelectual en general para que vayan a dedicar el limitado espacio de ese programa semanal a un chichinabo desfasado y flipado!.
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