lunes, junio 20, 2005

Información Maquillada, Información Mancillada

El foro de la familia hablaba de 1.500.000 asistentes. La Policía Nacional, dependiente de la Delegación del Gobierno en Madrid, dependiente de ZP, de 166.000. La Policía Municipal, dependiente del Ayuntamiento de Gallardón (el de las Obras Gallardonianas), no se quiso pronunciar, siguiendo la línea habitual de falaz equidistancia que pone en la misma balanza verdad y mentira.

La diferencia entre una y otra valoración es la que hay entre sacar un 1 y un 10 en un examen. Fernández de la Vogue, quizá por eso, dijo que los manifestantes: "No habían pasado en examen".

Diez veces más, o diez veces menos asistentes, según se mire. La diferencia no se corresponde con un error estadístico, ni remotamente. Sería más bien debida a un "error de estadistas". Y cuanto menor la talla del estadista mayor la magnitud del error. Constantino "el diminuto" se reafirma en ser la antítesis de su tocayo el Grande.

Además, resulta harto curioso que la cifra del diminuto fuera 166.000, y no 150.000, frente al 1.500.000, diez veces mayor, del Foro de la Familia. Quizá, puesto que la diferencia era tan sonada, quisieron que su cifra pasara por más aproximada, y así parecer más rigurosos en el recuento. No se atrevieron a decir 166.376 por eso de que hubiera parecido ya demasiado exacto para ser real, dada la dificultad que entraña contabilizar una gran masa humana en movimiento.

Si no recuerdo mal, en el teletexto del Régimen (léase Teletexto de Televisión Española), se escribía "un millón y medio" y se ponían "166.000". Sabiendo como saben que los aberrantes productos de su LOGSE tienen pereza lectora, les han facilitado la percepción visual de una cifra, haciéndola conspicua en forma numérica, y simultáneamente han ocultado en la maraña del texto la otra.

El cambio de tornas en la evolución de las elecciones gallegas despertó no poco entusiasmo en las noticias de esta cadena. La bajada de escalón de Fraga de los 38 a los 37 escaños no era el saltito de nada que pudiera parecer por la diferencia unitaria. Era un salto desde la estabilidad del gobierno del PP al abismo del gobierno de socialistas y separatistas. Sería el típico escalón en el que quien baja da un traspiés funesto que le hace caer rodando por el resto de la escalera, y acaba dando con sus huesos en el rellano de la salida. Eso, todos lo sabemos, es algo que le suele pasar a los ancianos muy ancianos. Fraga, aunque bastante lúcido, ha tropezado y ha caído de bruces. Aunque, tal como resiste el chaparrón de chapapote, pudiera ser que el próximo lunes se levantara ayudado por el voto emigrante, se limpiase el traje, se ajustase la corbata sin ayudantes "de cámara" (o ante la cámara) innecesarios, y continuase su camino hacia la extinción jurásica impidiendo la victoria de la España del Talante en Galicia.

Estaban los de TV1 en otra noticia, pero rápidamente se apresuraron a anunciar, con gesto nervioso y sonrisa indisimulada, este "cambio" en el hasta ahora fiel Feudo Popular.

Poco después emitían otra noticia en la que lograban aunar brillantemente la propaganda antifranquista de toda la vida con la contraprogramación de la manifestación del sábado, fundiendo actualidad y pasado en un pastiche para consumo de acólitos incombustibles y necios fácilmente manipulables.

Iba la cosa del homenaje que había rendido la responsable de prisiones del PSOE, Doña Mercedes Gallizo, a los homosexuales que habían sufrido vejaciones en la cárcel de Huelva en la época de Franco.

No basta con bajar al Franco ecuestre de su pedestal como homenaje al nonagenario genocida de Paracuellos, que hace bueno el dicho sobre la mala hierba, mientras la de Largo Caballero sigue incólume. Es preciso además poner de manifiesto que el dictador maltrataba a los homosexuales, justo el día después de una manifestación contra el matrimonio de estos.

Entrevistaban a uno de los pocos asistentes a dicho acto, un homosexual que estuvo condenado en dicha cárcel, y este aprovechaba para manifestar su miedo cerval a lo que según él, representaba la manifestación del día anterior. Conclusión: los manifestantes son filofranquistas que discriminan a los homosexuales, y los maltratarían si ello les fuera posible.

Y el Señor Schlayer, diplomático noruego denunciante de las matanzas de Paracuellos, que impidió además muchas muertes, como dice César Vidal en su obra acerca del genocidio, no recibió homenaje alguno porque Izquierda Hundida lo impidió en el Ayuntamiento de Torrelodones.

Unas cuantas palizas a unos pocos homosexuales valen más que miles de muertos. Y los que defienden la familia son homófobos desquiciados.

Es normal que el homenaje a los homosexuales fuera cosa de Gallizo, dado que ella es la responsable de las prisiones. Lo paradójico es que sea ella, que ha dado un trato de favor a los musulmanes (homófobos por imperativo coránico) dentro de las cárceles, dejándoles hacer y deshacer a sus anchas, la que tenga la buena voluntad de recordarnos a todos -tele del régimen mediante- que los gays las pasaron putas con Francisco.

Pero bueno, se lo disculparemos porque de seguro que es feminista y promusulmana, que es una contradicción más notable aún.

Eso del buen trato en las cárceles, en general, tiene también un lado paradójico. Es tanto el afán por rehabilitar que pretenden crear unas condiciones para los reclusos que serían cualquier cosa menos un castigo. De esta forma se haría más rentable delinquir, y los delincuentes recalcitrantes se verían bastante favorecidos. Llevado al extremo, siendo las condiciones de la cárcel como las de una pensión confortable, podría darse un efecto llamada, y algunos robarían y matarían para ingresar en prisión.

ETA además podría tener un hotel de cinco estrellas en pleno centro de Euskal Herria, tras negociar con el Gobierno.

De momento dicen que no matan a políticos electos. Recompensan así a ZP y sus negociadores.

No podían declarar esta tregua parcial solamente para los políticos del PSOE y partidos marginales adyacentes, porque hubiera sido muy evidente. Así pues lo han hecho extensivo a todos. Para matar siempre le quedan las bases del PP, o los periodistas e intelectuales que están contra ellos, o cualquier otro liberal de pacotilla que se atreva a contradecirles u objetarles.

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